Terranova

Terranova significa tierra nueva, o lo que es lo mismo, un lugar por descubrir… Un sitio donde volver a empezar.


Hace varios meses que, por motivos personales, siento esa parte de Canadá como una prolongación de mi propia casa.


Oír hablar de ese pedazo de tierra cercano a Groenlandia y sacudido por frecuentes temporales y gélidas temperaturas, reconforta mi espíritu al asociar tal enclave a un volver a empezar justo y necesario. A una parada en el camino que es realmente el comienzo de otro mucho mejor. A un “congelarse” durante un periodo para ser después protagonista de una positiva renovación.


Pero ayer mi sangre se heló al ser conocedora de que un grupo de marineros, concretamente vecinos de Galicia, compañeros de comunidad autónoma, valientes luchadores contra las inclemencias de la vida y buscadores de “cosecha” en esa tierra nueva a la que siento deberle tanto; perdieron la vida en las aguas que la bañan. Porque, tristemente, la existencia de todos nosotros está plagada de paradojas y de contradicciones.


Ser marinero es ser héroe. Es saber que tarde o temprano el mar pasará una factura para cobrarse todo lo que de él se ha extraído. Es jugarse la vida en cada expedición, es saber que quizás no se pueda regresar a puerto.


Y, mientras los demás disfrutamos en nuestras mesas de sus capturas, olvidaremos que en ocasiones estas provienen del miedo, del dolor, del frío, de la enfermedad y hasta de la muerte de alguien.


Siento en el alma vuestra marcha. Lamento profundamente que no hayáis logrado encontrar en Terranova el bienestar que ese lugar a mí me proporcionó un día… Quiero pensar que os habréis topado de frente con una paz más que merecida y con una “isla nueva” en el más amplio sentido de la expresión.


Y, no encontrando consuelo, me reconforta visualizaros a todos vosotros como los verdaderos conquistadores de un espacio por descubrir que, además, os mece en sus brazos y os besa en la frente.

Descansad en paz, volad a ese lugar secreto, a esa habitación de al lado donde los problemas ya no existen. A ese espacio que todos tendremos que visitar tarde o temprano, desnudos y desposeídos de todo bien material, con la única compañía de nuestra propia esencia.


Comparto desde aquí el dolor con todos vuestros seres queridos por medio de un abrazo del alma. Espero que encontréis la fuerza necesaria para sobrellevar la pérdida y confío en que os arropéis los unos a los otros. Porque la fuerza de los seres humanos unidos frente a un mismo dolor, es indestructible.


Y, a los tres supervivientes, me gustaría trasladarles mi más profunda admiración y todo el ánimo del mundo en esta nueva etapa marcada por el fatídico recuerdo de la impotencia ante unas fuerzas naturales que, por algún motivo desconocido, decidieron que vosotros teníais que continuar.


*Begoña Peñamaría es diseñadora y escritora

Terranova

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