Broncanovirus, oe

Con todo esto de BroncanoCoronavirusOe resurge el eterno dilema de la televisión publica. Qué duda cabe, que diría nuestro Arsenio, de que la televisión no tendría que ser un vehículo político del partido de turno, pero lo es, lo es, la española y las autonómicas son el Pravda del que toque, CECE OO y lo que surja. Yo no veo la tele, hace mucho que no enciendo el aparato para sintonizar cualquier cadena pública. Ni el fútbol me apetece ver ya. Con lo que yo era, que mi padre pazdescanse me llamaba “La Televisionaria” porque llegaba del colegio, merendaba el pan con chocolate y ponía la tele hasta que llegaba la hora de hacer los deberes.

 

Por mis ojos azules pasaron desde la capilla ardiente del dictador de Ferrol y su entierro con la guardia mora (¿Papá, por qué los caballos de la Guardia Mora no cagan en directo?) hasta la cornada de Burlero que acabó con la vida de El Yiyo. Eran otros tiempos, veías en directo la muerte de un torero después de Los Chiripitifláuticos y seguías comiendo el pan con Nocilla sin apartar los ojos del blanco y negro. Hasta había boxeo en la tele, amigo lector. Como solo teníamos dos canales nos tragábamos la batuta del Maestro García Asensio, Crónicas de un pueblo, Aplauso, Vacaciones en el Mar (siempre he imaginado un crucero en el Atlántico con escritores de novela negra retransmitido en directo con Alicia Giménez Bartlett y  Lorenzo Silva de jurado, por supuesto Carmen Mola iría como un escritor solo, los tres pegados como siameses pero me estoy desviando del tema principal, lo veo), La Pantera Rosa, La Diligencia, el ciclo Dreyer, Draculas varios, La Clave, Mis terrores favoritos y Estudio 1.


Estudio 1 merece un capítulo aparte, igual que lo merecería “El hombre y la tierra”. Es la prueba de que España puede dar actores al mismo nivel que los británicos. Claro que para ello hacen falta buenas escuelas, buenos profesores y mucho esfuerzo. Ahora se llevan series con jóvenes muy guapos, muy delgados, tatuados y susurrantes y por lo visto sin capacidades actorales en su mayoría. Que un chico o chique o whatever que no sabe actuar ni vocalizar ni proyectar la voz aparezca en una película o en una serie (ya no hablo del teatro)es como si yo debutara en la Scala de Milán cantando Tosca. Un dislate, un desatino, una aberración artística. Todo se empezó a torcer con Gran Hermano y OT en este país. Culpa nuestra: la cultura es patrimonio de la mente y el alma, es patrimonio del corazón. Nos ayuda a entender al ser humano y la historia, pero me vuelvo a ir por peteneras y esto tiene los caracteres contados. Como la vida. 


No veo la televisión pública española desde “El ministerio del Tiempo”, serie grandiosa, incluso sus capítulos negrolegendarios con Felipe II son maravillosos, y no veo la televisión gallega desde que cancelaron el mejor animé, Shin-Chan, un curso acelerado de gallego mejor que el dichoso CELGA. Lo de cancelar Shin-Chan está a la altura de cancelar Mazinger Z, todo en nombre de lo políticamente correcto y aburrido, la historia se repite una y otra vez.


Bueno, miento en lo de la TVG, no me pierdo el mejor concurso de la televisión mundial: “Miss Vaca”. Hablando de Miss Vaca, el origen de la Rubia Gallega es coruñés. Ouch. Esto tiene que doler…
 

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