En Culleredo, en el número 16 de la calle Casal, conviven dos espacios que se complementan y que, juntos, ofrecen una experiencia única. Depacheco, un restaurante de cocina tradicional con especialidad en parrilladas, y Bambú, una terraza al aire libre con ambiente chill-out, forman un tándem que aúna tradición y modernidad, mesa y sobremesa, en un entorno natural que se ha convertido en punto de encuentro.
El origen está en Depacheco, fundado en 2008 como un negocio familiar. “Es un restaurante de parrilladas de toda la vida, con carnes, pescados a la brasa y cocina casera, como tortillas o croquetas”, explica Marta Rodríguez Gómez, hija de los fundadores. El menú del día, a un precio de 12,50 euros, es uno de sus mayores atractivos. “Ahí es donde nos gusta jugar un poco más. No solo ofrecemos tortilla o ensalada, sino también platos como wok de verduras con atún rojo o risottos de setas. Siempre hay una opción de carne y otra de pescado”, detalla.
Con el paso de los años, Depacheco ha ampliado su carta, en la que conviven clásicos como el churrasco, el pulpo a la brasa o el raxo con propuestas más modernas como hamburguesas smash o verduras en tempura. “Al final, lo que buscamos es que todo el mundo encuentre algo que le apetezca, tanto quien viene de menú diario como quien se sienta a comer el fin de semana con más calma”, señala Rodríguez Gómez.
El complemento perfecto llegó en plena pandemia. El espacio exterior, hasta entonces sin uso, se transformó en Bambú, una terraza chill-out rodeada de árboles y naturaleza. “Con el auge de las terrazas vimos claro que teníamos que aprovecharlo. Tiramos el antiguo parque infantil y construimos un espacio nuevo, bien hecho, para que la gente pudiera disfrutar al aire libre”, recuerda.
Bambú abre de jueves a domingo desde las cuatro de la tarde hasta la medianoche, aunque en verano se suma la tradición de las sesiones vermú, que comienzan a partir de la una del mediodía los fines de semana. “Es lo que más nos diferencia: no estamos en medio de la ciudad, sino en un entorno natural, con la puesta de sol, los árboles alrededor… Eso le da un encanto especial, más acogedor e íntimo”, asegura.
Además, la terraza se ha consolidado como un lugar para celebraciones. “Este verano hicimos de todo: bodas, cumpleaños y hasta las fiestas de San Cosme, que se habían cancelado en el pueblo. Organizamos un día entero de conciertos y fue un éxito. La idea es que quien quiera celebrar algo aquí encuentre flexibilidad y un ambiente distinto, más informal y cercano”, explica Rodríguez Gómez.
La oferta de cócteles y combinados completa la propuesta y convierte a Bambú en el lugar ideal para alargar la tarde. “Mucha gente viene a comer a Depacheco y luego baja a la terraza a tomarse algo mientras cae el sol. Esa es la experiencia que queremos ofrecer: empezar el día en el restaurante y terminarlo en Bambú, disfrutando sin prisas”, resume.