Anatomía de una decepción

Anatomía de una decepción
Ingus Jakovics, habitualmente un seguro desde el arco, por porcentaje y por lo oportuno de sus canastas, fue el máximo exponente del desacierto naranja en el WiZink Center: 1 de 7 | César Cebolla/Alfaquí

La decepción –ni por asomo fracaso, que hay gente para todo–, del Leyma Basquet Coruña en la Copa Princesa, donde cayó (80-72) tras mandar durante más o menos medio encuentro, tuvo más claves aparte de la explosión anotadora de Toms Leimanis en el último cuarto: cuatro triples que dinamitaron el sueño naranja de conquistar el primer título nacional de su poco más de cuarto de siglo en existencia.

 

Estos son otros de los factores que colaboraron a inclinar la balanza para el lado del Estudiantes.

 

1. Pérdidas de balón

Los de Diego Epifanio hicieron un muy buen primer cuarto, en el que amasarían su a la postre máxima renta (16-21), que pudo ser más amplia de no mediar 5 balones perdidos (sólo 7 más en el resto del encuentro), por ninguno de su rival, al que un déficit mayor de inicio podría haberlo puesto muy nervioso.  

 

2. Desde el arco

El Leyma empezó acertadísimo desde el arco, conviertgiendo sus 4 primeros intentos, en los 2:33 de la final. En los restantes 37 minutos y 27 segundos, el único que pasó por el aro fue uno de Sean McDonnell a los 4 minutos del segundo cuarto. En la segunda parte, 0 de 8. 

 

El Estudiantes tampoco tuvo un acierto para lanzar cohetes, pero los metió en el momento de la verdad: 5 de sus 6 triples (de 30) llegaron en el último periodo. Leimanis, que en los primeros asalto había enchufado solamente uno, enroscó 3 (de 4) en el parcial de 12-2 que sacó definitivamente de rebufo al Leyma. Lo peor para los naranjas es que los dos primeros del letón, desde 9 y desde casi 8 metros, es que fueron tiros bien defendidos. Igual que el triple, forzado, a tablero, muy afortunado y sobre la bocina con que Wintering cerró el tercer cuarto (53-54). Tres mazazos morales para los pupilos de Epi.

 

3. Bajo el aro

El conjunto herculino erró muchos lanzamientos cercanos al aro, una distancia casi vedada para Atoumane Diagne –salvo cuando pudo machacar– y Olle Lundqvist, quien firmó un 0 de 5 en tiros de campo, la mayoría de los fallos en entradas a canasta, una suerte en la que el exterior sueco es un maestro.

 

4. Escaso rédito de los rebotes ofensivos

El Leyma se mostró superior al Estudiantes en una de las facetas clave del baloncesto, el rebote. Los naranjas capturaron un total de 40 (8 más que el plantel de Pedro Rivero), de ellos 15 en el aro rival. Una cantidad tan jugosa como magro fue el rédito obtenido de ella: sólo 2 canastas directas tras la captura, la inicial del tercer periodo, obra de Goran Huskic, y una de McDonnell en el cuarto, que dio al Leyma la que sería su última ventaja del encuentro (55-56).

 

5. Desaprovechamiento del bonus 

En el tercer cuarto, el Estudiantes entró en bonus en apenas 4 minutos, pero el Leyma solamente fue capaz de sacar 2 tiros libres (de Huskic, que anotó uno) en los 6 minutos restantes. En esta fase recuperó la delantera y gozó de dos ventajas de más de una canasta. Los puntos fáciles podrían haber abierto un hueco muy interesante.  

 

6. (In)experiencia 

El Leyma fue un equipo paciente y ordenado en los 30 primeros minutos. Y un caos en los 6 siguientes, que jugó acelerado, nervioso, haciendo malos tiros y perdiendo un par de balones lapidarios. Dio la impresión de querer sentenciar antes de tiempo. Cuando recuperó la serenidad, tras un parcial de 0-6 (71-64), ya era demasiado tarde. 

 
La experiencia de Estudiantes, con 6 jugadores en su filas con experiencia previa en la Copa –Johnny Dee conquistó su cuarto título, tope de la competición junto con el ya retirado Héctor García–, se hizo notar a la hora de la verdad, ante un Leyma con sólo dos (Huskic y Alex Galán). 

Anatomía de una decepción

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