La morosidad aflora en todos los sectores pero el inmobiliario es uno de los que más la padecen en estos momentos. Los representantes del mismo denuncian que cada vez hay más morosos en la ciudad y su comarca pero no se refieren a las familias que dejan de pagar las hipotecas sino a aquellas que ya no hacen frente a las cuotas de su comunidad de vecinos. Los propietarios están preocupados y en muchos edificios se están viendo abocados a recortar servicios comunes.
Hoy en día es fácil que algún coruñés o residentes en la comarca conozca algún caso de personas que han dejado de pagar la comunidad. Pero el problema va en aumento como así lo denuncian desde los dos colegios que gestionan fincas en la ciudad. “El incremento de la morosidad es elevado y cada vez hay más gente que se queda sin trabajo y va dejando la cuota de su comunidad”, asegura la vocal del Colegio de Administradores de Fincas, Carmela Lavandeira. En su opinión, esta tendencia se nota más “en los barrios, las afueras o los edificios antiguos”.
Aunque no hay datos concretos con los que trabajar, el presidente del Colegio de Gestores de la Propiedad Inmobiliaria, Herminio Carballido, refrenda las palabras de su compañera sin dudar. “Hay bastantes impagos y situaciones económicas difíciles”, añade. Además de aludir a las familias o propietarios y arrendatarios particulares, Carballido se para un momento sobre la figura de los pensionistas.
“Hay mucha gente mayor que cobra pensiones muy bajas y si les llega una derrama no pueden afrontarla”, dice. A juicio de Carballido, pese a crecer, la morosidad de momento “no es alarmante, pero puede llegar a serlo”.
Tanto Lavandeira como Carballido acusan directamente a los bancos, porque tampoco están asumiendo los costes relativos a aquellos pisos que siguen sin vender en muchos edificios. “Y ahora el proceso judicial para demandar ya no es gratis”, puntualiza Carballido, que ve pocas soluciones para el resto de los vecinos integrados en las comunidades.
Según Lavandeira también se da el mismo caso de las entidades financieras con muchas promotoras que entran en concurso y abandonan sus obligaciones con los otros dueños. “Yo, por ejemplo, no soy capaz de contactar con un banco que embargó un piso”, insiste. Así, sostiene que muchas comunidades de A Coruña están “totalmente vendidas”.
La situación pasa por denunciar o esperar a que se decidan a pagar pero la solución inmediata es reducir costes. “Se están produciendo recortes: por ejemplo hay edificios que bajan los días de la limpieza de dos a uno a la semana, se está llegando a acuerdos sobre los ascensores, se ponen luces de bajo consumo en las escaleras...”, resume Carballido.
Lavandeira también reconoce esas consecuencias pues sabe de quien ha tenido que “clausurar” el ascensor y critica que los demás sostengan al moroso.