Miles de personas recurren a Cáritas tras perder sus precarios empleos

Miles de personas recurren a Cáritas tras perder sus precarios empleos
Trabajadoras en el economato de Cáritas en la Sagrada Familia | patricia g. fraga

La crisis sanitaria ya está haciendo sentir sus efectos económicos en aquellas personas que se encuentran en una situación más precaria. La directora de Cáritas Interparroquial en A Coruña, Pilar Farjas dio la voz de alarma ayer al señalar que cerca de 7.500 personas se han visto afectadas. La mayor parte de esa cifra son personas con trabajos precarios o temporales, muchas veces en la economía sumergida, y que no cuentan con ahorros o no han cotizado lo suficiente. El resultado es que Cáritas ha visto como se incrementaba exponencialmente la demanda de su ayuda.

Farjas estima, tomando como guía los datos de la memoria de Cáritas correspondiente a 2018, que existen unas 1.500 familias, que son unas 5.000 personas, que viven gracias a las ayudas que reciben y que ese encontraban antes de estado de alarma en una situación severa. Pero la directora de Cáritas considera que hay que multiplicar por cinco la cifra de familias para englobar a las que tienen algunos ingresos pero que aún así, reciben ayuda de la entidad. Viven al día de pequeños ingresos de trabajos muy perentorios. “En el economato atendemos ahora a 700 familias”, añade la responsable.

Coherentes y solidarios

Farjas señaló que el reconocimiento de la sociedad a los sanitarios y al resto del personal que actúa para atajar la crisis es apropiado, pero no suficiente: “Necesitamos, además de aplaudir, ser coherentes y solidarios. Estamos aumentando las ayudas económicas para vales, tarjetas de compra y productos económicos y necesitamos apoyo, donaciones de material, equipamientos y alimentos”.

Se necesita tanto dinero como alimentos no perecederos o con un amplio período de caducidad, material de aseo personal y, por supuesto, material de protección sanitario. Por fortuna, alguna empresa ya se ha movilizado y ya llegan donaciones espontáneas. En lo que respecta al material sanitario, podólogos, con los que mantenían relación porque atendían a los usuarios, ya han hecho donaciones, entre ellas para la residencia de mayores. “El primer cuello de botella grave es la insuficiencia de equipos de protección”, dice.

En las farmacias, todas las entregas se hacen en la puerta. En los economatos se ha multiplicado por cuatro la limpieza y se guardan estrictamente las medidas de seguridad, y las distancias con el público. “La angustia de no saber cómo obtener alimentos y productos de higiene es mayor cuando no tienen recursos”, advirtió Pilar Farjas. Aquellos que deseen hacer una donación pueden informarse en www.caritascoruna.org.

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