Los vecinos reclaman al Ayuntamiento que controle el ruido del botellón en Santa Catalina

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 Las noches de los fines de semana se hacen largas para los residentes de la plaza de Santa Catalina. Aunque es teóricamente una zona libre de botellón, lo cierto es que en los últimos tiempos han ido notando un aumento en el número de jóvenes que se congregan en uno de los locales que abren sus puertas en la plaza. El ruido que producen les impide dormir, así que han solicitado en varias ocasiones al Ayuntamiento que instale un sonómetro para poder medir el nivel de ruido en la zona  y determinar así si se encuentra dentro de los límites legales. Por el momento, el Ayuntamiento no ha aceptado su petición, aunque sí ha incrementado el número de patrullas de la Policía Local que vigilan el ocio nocturno en esa zona.

A.P. > a coruña

 Los vecinos de la plaza de Santa Catalina están cansados de que el Ayuntamiento haga oídos sordos a su problema, que no es otro que el ruido: aseguran que, cada noche, las molestias producidas por los jóvenes que se reúnen en la céntrica plaza les impiden dormir, y por eso han pedido que se instale un sonómetro para comprobar que un local de los tres que se encuentran allí cumple la normativa de ruidos. La propuesta ha sido enviada dos veces a María Pita y, por dos veces, ha recibido una negativa por parte de las autoridades municipales. “La última vez que quise hablar con el señor Flores (teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana) me remitieron a Germán Lago (director del área)”, explica Herminio Carballido. El presidente del Colegio de Agentes Inmobiliarios es vecino de la plaza y sufre como el que más las incomodidades que genera el ruido. Fue él el que se decidió a movilizar a los vecinos para que exigieran a las autoridades municipales que hicieran respetar su derecho al descanso.   
“Pero en su carta, lo único que me decía el señor Lago es que la plaza está vigilada y que un coche patrulla pasa cada cierto tiempo para asegurase de que no hay botellón”, afirma Carballido. La explicación no le convence demasiado, sobre todo porque la vigilancia policial no ha servido para garantizar a los residentes de la plaza poder pegar ojo los fines de semana. Es quizá la irritación provocada por la falta de sueño lo que explica la decisión de Carballido de que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto y, de momento, su insistencia ha conseguido algunos frutos: “Me llamaron recientemente del gobierno local para decirme que el alcalde está enterado de nuestro problema, y que ha ordenado que se aumenten el número de patrullas”.

Mejoría > Y lo cierto es que en los últimos días los vecinos han percibido una mejoría. “Aparecen varias veces una patrulla del 092 y, aunque los agentes no se bajan ni identifican a la gente, su presencia coarta a los chicos. Es más, algunos cogen las cosas y se van”.  Esto repercute directamente en la tranquilidad vecinal. “Sobre todo a partir de las tres y media de la noche, que es cuando cierra el local contra el que nos quejamos, los jóvenes se quedaban en la plaza bebiendo, pero ahora se van”.
La reacción municipal ha satisfecho de momento a los perjudicados, porque les ha permitido reencontrarse con el sueño perdido. Sin embargo, Carballido insiste todavía en que es necesario instalar un sonómetro para medir el nivel de ruidos y comprobar que cumple con la legalidad. “En ese sentido, he preguntado si me van a recibir en la Concejalía de Medio Ambiente, porque creo que estoy pidiendo una cosa muy normal: que se cumpla la normativa vigente”, explica el afectado.
De momento, fecha para una cita no tiene, como tampoco ningún compromiso por escrito. “Lo único que he recibido han sido llamadas telefónicas”, reconoce. Sin embargo, la pronta reacción municipal ha decidido a Carballido a darle un tiempo de margen al gobierno de Carlos Negreira, habida cuenta de que estos eran los últimos días de la campaña electoral y que también  se han cerrado los presupuestos para el 2012. “Vamos a esperar a ver qué pasa después de las elecciones y, dependiendo de lo que se haga, actuaremos en un sentido u otro”, aclaró.
De todos modos, no se trata de una carta blanca. Carballido ya había declarado en ocasiones anteriores que la presión vecinal le parece la única vía posible para solucionar el problema del botellón, problema del que esperaba una mayor contundencia por parte de Negreira. Como afectado por el ocio nocturno, se había acercado a dos de sus concejales cuando estaban repartiendo propaganda durante pasadas elecciones municipales y les había preguntado cuál era su postura al respecto. Ellos habían respondido sin dudar que la contundencia era la única salida posible. Una contundencia que a los vecinos de la plaza de Santa Catalina les gustaría ver puesta en práctica ahora.

 

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