El largo vuelo a un pájaro de papel

El largo vuelo a un pájaro de papel
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Los libros de cocina se amontonan al lado de clásicos y novelas contemporáneas. Un volumen del Dalai Lama hace pareja con un ejemplar de “El Víbora” o la poesía completa de Rimbaud. Y es que son 30 años de compra-venta de libros usados, algunas veces con dedicatorias diluidas por el paso del tiempo, recluidos en un local con nombre de pájaro nocturno. En la librería Moucho, en la calle de Amargura, las estanterías ceden ante la ley de la gravedad y las obras marcan un pasillo central. Si uno lo sigue hasta el final llega a los títulos con caché. Un color amarillento los delata.
Los más viejos del lugar son tomos de tipo religioso de 1800, que se dan la mano con revistas como “Letras”, que en 1951 costaba seis pesetas. José Ramón Basanta lleva tres décadas viendo cómo sus clientes peinan las repisas una y otra vez. El reloj no juega en contra porque los amantes del libro nunca van con prisa. No pueden. El perfil del que recala en su negocio de la segunda mano suele tener una gran biblioteca, pero, sobre todo, la buena afición de devorar historias.
Aún así, la crisis también ha hecho mella en este deporte y “si antes gastaban 30 euros, ahora 15”. En su caso, el nuevo plan de la Ciudad Vieja –que implica la prohibición de estacionar el coche en todo el casco excepto los residentes– supone un hándicap para el comprador que, según el dueño, se piensa mucho  aterrizar en un paisaje que se antoja lejano y donde duermen hasta 14.000 ejemplares entre tebeos y libros de tapa dura.
Aquí las letras de Susanna Tamaro maridan con las de Eduardo Mendoza y Harry Potter se cuela como por arte de magia para hacerle más asequible la literatura a los coruñeses. Desde los 50 céntimos, el curioso puede ampliar su estantería. De ahí a los 20 o 25 euros que cuesta el más caro, al margen de los antiquísimos, que pueden llegar a los 40. Ante los números obtenidos en 2014, el encargado de la librería se plantea trasladar todo su ejército de libros a otro lugar más accesible: “Ya lo he pensado varias veces y habrá que esperar a ver qué pasa este año”.
Aunque la cartera se resiente a invertir en cultura, Basanta señala que muchos utilizan el trueque para seguir alimentando su intelecto. De esta forma, venden publicaciones para hacerse con elementos codiciados. Entre los elegidos, José Ramón destaca la preferencia por la narrativa de los Vargas Llosa o García Márquez junto a los de historia, pero no en su formato novela. Dice Basanta que a pesar del repunte de hace años tras la edición de “Los pilares de la tierra”, “se han escrito títulos sin ton ni son y la gente no es tonta”.
El librero tiene una clientela fija de años, pero asegura que siempre aparecen nuevos fichajes junto a estudiantes de la ESO con un listín a conquistar. En su segunda vida, el libro se presenta como una alternativa económica. Tiene la ventaja de haber llegado a viejo, cosa que otros no alcanzan. Y es que muchos acuden a Moucho por no tirar al contenedor su colección heredada. Es entonces cuando el local con nombre de ave actúa de desfibrilador.

El largo vuelo a un pájaro de papel

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