El descenso de asociados por la crisis pone en riesgo la labor de las protectoras de animales

El descenso de asociados por la crisis pone en riesgo la labor de las protectoras de animales
Los propietarios de mascotas tienen obligación de colocarles un chip | quintana

“Contrariamente a lo que piensan algunos nuestra labor no se realiza gracias a las ayudas públicas. Depende de las contribuciones privadas”, afirma Beatriz Martín, presidenta de Gatocan para mostrar la situación económica en la que se encuentran gran parte de las protectoras de animales a raíz de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia.

Y es que debido a esta crítica situación un buen número de socios de las entidades han optado por darse de baja lo que supone una importante merma de recursos que pone en riesgo el futuro y su labor en favor del bienestar de los animales.

El problema es de tal calibre que la Fundación Franz Weber ha solicitado a la Xunta un programa de gasto para actuar de manera inmediata y efectiva para apoyar a este sector.

Su representante en A Coruña, Rubén Pérez, precisa que se necesitarían alrededor de seis millones de euros para evitar que la situación empeore. Dinero que se destinaría a facilitar el acceso a créditos y préstamos para la adquisición de material o sufragar costes laborales en el período de cuarentena.

También se solicita al Gobierno autonómico un programa de cofinanciación animal para costear parte de las intervenciones veterinarias para familias en riesgo de vulnerabilidad.

Señales
No obstante, no todas las señales son de alarma para estas entidades que cuidan de los animales. Al menos, una vez finalizado el período de confinamiento no se ha registrado, todavía, el temido abandono masivo de mascotas que se esperaban.

Las apreciaciones tanto de Gatocán como de Franz Weber las confirma la propia Servigal, empresa que se encarga del servicio de lacería y recogida de animales del Ayuntamiento de A Coruña y del Consorcio As Mariñas.

Fuentes de la concesionaria indican que las pérdidas, fortuitas o no, son las habituales aunque añaden que para evitar este tipo de incidentes hay que generalizar el uso de chips, por otra parte, obligatorios.

El descenso de asociados por la crisis pone en riesgo la labor de las protectoras de animales

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