Arteixo comenzó esta semana a demoler doce casas en ruinas situadas en As Eiras (Meicende). Con un coste de 146.000 euros, se pretende construir una nueva calle pero, sobre todo, eliminar un punto negro de narcotráfico, según admitió el ayuntamiento arteixán. Pero fuentes de la Guardia Civil señalan que ya ha surgido otro punto de menudeo en Meicende, situado en la plaza de la Constitución, y estas mismas fuentes señalan que lo controla el mismo clan que lleva años vendiendo heroína en las viviendas de San José, en el límite entre A Coruña y Arteixo.
Hay que tener en cuenta que gran parte de los clientes de este punto de venta que desaparece con la demolición procedían de A Coruña, y aprovechaban que el servicio de bus municipal lleva hasta la rotonda de Meicende para llegar hasta allí a comprar su dosis. Dicho punto de venta desaparecerá, según reconocen los guardias civiles, porque el sujeto que lo regentaba está a punto de entrar en prisión, tras ser condenado por producir lesiones graves con un machete a dos individuos así como por retener a la novia de un cliente como una especie de fianza a la espera de que volviera con dinero. “Doce años no se los quita nadie”, comentaron las mismas fuentes. Como el resto de su clan vende droga en otros puntos de Arteixo, no existe peligro de que se desplacen a Meicende para traficar.
En cambio, el clan de A Moura, que controla San José, ha visto una posibilidad de expansión.
A través de una ventana
“Saben que más tarde o más temprano también les echarán de San José porque aquello son unas ruinas”, explica un agente del Instituto Armado. Hasta ahora, este punto de venta no era tan popular como As Eiras porque el precio de la dosis de heroína era algo mayor, y además, porque en las viviendas de San José no se permite a los toxicómanos entrar para consumir la droga. “Allí te dan el caballo a través de una ventana”, explican las mismas fuentes policiales.
En cambio, Meicende resulta ser el lugar ideal para montar un narcopiso: muy cerca de A Coruña, lleno de viviendas muy baratas, porque se encuentran en mal estado y además, comunicada por lo que los vecinos llaman el “narcobus”, la línea 6, que les permite llegar fácilmente. En cambio, para acudir alas ruinosas viviendas de San José, los toxicómanos llegan hasta Meicende, ya sea en bus o en taxi para luego caminar por el arcén desandando el camino hasta A Coruña hasta llegar a San José, aunque tampoco es raro descubrir a un coche particular aparcado en el arcén. Una molestia que con el nuevo narcopiso desaparece. l