“Buscamos ser profesionales eficaces, pero somos deficientes emocionalmente”

“Buscamos ser profesionales eficaces, pero somos deficientes emocionalmente”
La experta habló de la importancia de fijarse en lo que uno siente y gestionarlo patricia g. fraga

La sexóloga Emma Placer participó ayer en una jornada dirigida a adolescentes con síndrome de Asperger y sus familias sobre la sexualidad y las redes sociales. Organizada por la Fundación Jove, la experta trabajó las emociones que puso a volar en forma de globos. Así, la vergüenza y el placer se llenaron de helio y los jóvenes las gestionaron. Las explotaron con alfileres o con las manos.

Ella les dio los instrumentos porque “ningún profesional va a resolver los problemas afectivos”, pero sí ayudar a convivir con ellos y comprenderlo.

La dinámica resultó porque los pequeños rompieron el silencio, algo que no suelen hacer, contó la especialista, y todos –familiares, formadores, niños y ponente– fueron un todo: “Los padres me plantearon cuestiones cómo qué tengo que hacer si mi hija me dice que le tocaron un pecho”.

La experta les habló de la importancia de que descubran la sexualidad con naturalidad, de preguntarles cómo se sintieron nada más y de que jueguen. Que no dejen de hacerlo, algo que extendió a los adultos: “Nos olvidamos de esto y el juego de los adultos es el sexo. Mucha gente me plantea preocupada que solo lo hace una vez a la semana. Nos lo tomamos tan en serio que solo pensamos en el bienestar genital cuando lo genital sucede muy poco y los comportamientos y las relaciones humanas todo el tiempo”. En este punto, la diversidad funcional no va aparte. Se engloba dentro del mismo proceso de aprendizaje del cuerpo sobre el que “debemos tener una base, más allá de saber colocar un preservativo, que quedó en los 80”. Y es que nadie puede renunciar a la sexualidad ni siquiera los asexuales, añadió.

La sexóloga aseguró que después de generaciones donde el tema pasaba raso por las aulas, “cuando tocaba dar la reproducción en ciencias naturales se daba deprisa por si había preguntas comprometidas”, les siguieron otras que recibieron una educación sexual centrada en campañas donde se infundó el miedo con la transmisión de enfermedades y demás. Sin embargo, nadie se planteó, cuenta, que el sexo es una cuestión de emociones, de comportamiento y “cuando los chavales encuentran una pareja creen que todo es como en instagram o en ‘Hombres, mujeres y viceversa’”.

Para Placer, con una horita hablando de esto sería suficiente. Dice que aunque la modernidad le llama “inteligencia emocional”, en realidad es “algo que los sexólogos llevan tratando años. No nos fijamos en lo que sentimos y buscamos ser profesionales eficaces pero somos deficientes emocionalmente”. Y es por eso que Emma vaticina que la enfermedad del futuro será la depresión: “Vivimos de forma muy infeliz”. El quid “no es que no entendemos a los niños con diversidad funcional, ellos conocen su sexualidad. Es que a veces somos nosotros los que ponemos barreras”. E igual que de pequeños, “jugábamos con muñecos o coches, de adolescentes juegan a otras cosas que les dan placer mientras que de mayores no jugamos”.

En este punto, la experta afirma que los niños y adolescentes son más sanos. Se alejan de las conductas que marca la sociedad para ser ellos mismos. Disparando emociones.

“Buscamos ser profesionales eficaces, pero somos deficientes emocionalmente”

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