El Ayuntamiento cambiará también las obras de Orillamar y Matogrande

El Ayuntamiento cambiará también las obras de Orillamar y Matogrande
FLORES

Julio Flores se disculpa por llegar tarde a la entrevista: \“Tenía una reunión con el alcalde y no me soltaba. Entras con 57 asuntos bajo el brazo y sales con 62\”. Pero, una vez que ha tomado asiento, no escatima el tiempo explicar con paciencia y claridad el proyecto municipal en materia de Movilidad, al que últimamente se le ha añadido la polémica de la reforma de la avenida del General Sanjurjo. El Ayuntamiento anunció que retiraría la mediana por motivos de seguridad, y el PSOE y el BNG han acusado al PP de mentir y de encubrir una clara preferencia por el transporte privado para contentar al comercio local. Como prueba, la oposición argumenta que cuando se hizo la obra ni el jefe de Bomberos ni el director de Seguridad emitieron informes en contra. Y eran los mismos que ahora.

\“La palabra exacta no es demoliciones. En algunos casos será suficiente con pequeñas actuaciones\”

—Da la impresión todo surge de una contradicción.

—Es fácil de entender: cuando se planteó esa obra no se pusieron en contacto con el jefe de seguridad ciudadana y el de bomberos. Nadie les pidió entonces ningún informe técnico.

—¿Y ahora ustedes sí?

—No. Lo que sucedió es que el mes de octubre hubo dificultades cuando los bomberos tuvieron que atender un servicio en A Gaiteira. Hablé con el jefe de Bomberos y me dijo que el problema es que no podían acceder por culpa del radio de giro y que estaba preocupado porque no podían meter un camión con autoescalera para trabajar en determinadas alturas.

—Han pasado cinco meses, ¿por qué se ha esperado tanto?

—Después de lo ocurrido le pedí que hiciera un estudio de la ciudad. Prácticamente lo tenía terminado antes de la tragedia del Orzán pero aquello le hizo demorarse un poco. Me lo entregó hace unos días y no admite dudas.

—¿Y qué dice?

—Dice que hay que eliminar una serie de obstáculos para que actúen los vehículos con escaleras de 30 y 40 metros. Tienen cuatro calzas y necesitan entre 4,5 y 6 metros. El ancho de calle es de 3,67 metros.

\“La densidad de la circulación ha bajado un 12%, pero somos una ciudad con limitaciones\”

—Pero hasta ahora nunca había habido problemas.

—No es cierto. Ya había quejas con el tema de las ambulancias, porque al dejar solo un carril cuando hay un bus, los vehículos de emergencias no podían pasar.

—¿Entonces hubo errores en la planificación de la reforma?

—Es que no es un problema específico de general Sanjurjo. Ya había un informe de 2007 de Bomberos sobre este tema así de gordo (separa el índice y el pulgar siete centímetros) y no se ha hecho nada. Así que todas las obras que se han hecho recientemente tendrán que ser examinadas.

—¿Se van a demoler todas?

—La palabra exacta no es demolición. En algunos casos basta con pequeñas actuaciones. A veces la solución consiste en quitar bolardos, trasladar mobiliario urbano o rebajar una acera de una esquina... Cosas sencillitas.

—¿Cree que los vecinos de estas zonas lo comprenderán?

—Yo entiendo al ciudadano de a pie que ve que se han gastado tres millones de euros en General Sanjurjo y que en un año se vuelven a hacer obras, pero tengo que hacer un ejercicio de responsabilidad y creo que es fácilmente comprensible el paso que ha dado el gobierno municipal.

—¿Y el siguiente paso?

—Habrá que modificar casi todas las obras de los últimos tres años: Orillamar, seguro; La Marina, seguro; Pablo Picasso, seguro; Matogrande, seguro...

—¿No le gusta lo que hizo el bipartito?

—Ésta no es una cuestión ideológica. Es una conclusión de los técnicos. Yo tengo que ver sus informes y poner soluciones.

—La socialista Yoya Neira asegura que detrás de todo esto se esconde un afán por primar el transporte privado.

—Son dos cosas absolutamente diferentes: la señora Neira, cuando fue concejala de Movilidad, apostó por un carril bus en una parte de la ciudad, sin hacer un Plan de Movilidad. Este gobierno ha puesto un sistema alternativo menos agresivo para potenciar el transporte público, el de la Vía Prioritaria Vigilada.

—¿Menos agresivo?

—Y no solo porque no hay plataforma exclusiva. En cada zona se ha hecho un traje a la medida, con aparcamientos. Se introduce un nuevo concepto, el párking exprés para las zonas comerciales donde necesitas alta rotación.

—¿Cómo se determinó que el tope fueran 20 minutos y no 15 o 25?

—Tenemos una ciudad de 37 kilómetros cuadrados, pequeña en extensión y con una densidad de tráfico muy importante: 100.000 vehículos nuestros más otros 100.000 que nos entran todos los días del área metropolitana. Así que decidimos cobrar estas plazas y calcular el tiempo suficiente para recoger a alguien, hacer una pequeña gestión...

—Mencionó la densidad de circulación ¿Ha bajado?

—Sí, los flujos de tráfico en general han bajado en torno a un 12% pero seguimos siendo una ciudad con limitaciones. Por eso la idea no es quedarse en Federico Tapia. El concepto de Red Urbana Eficiente es como el cuerpo humano, que tiene una serie de arterias principales que son necesarias para llevar el flujo sanguíneo. Y en A Coruña hay un grupo de calles que soportan el 80% del tráfico y que no admiten ningún obstáculo a su fluidez.

—¿Esas catorce calles acabarán siendo vías prioritarias?

—Todas tendrán el mismo modelo. Hasta ahora había dos tipos de usuario de transporte público: el que iba por carril bus y el que no. Pero vamos a instaurar prioridad bus en prácticamente todas las calles por donde transcurren las líneas, y vamos a regular el aparcamiento público en ellas, incluidas las plazas libres, que también habrá. Cada uno tendrá un traje a la medida.

—¿Habrá en esas calles párking exprés?

—Por supuesto, en zonas de especial necesidad. Por ejemplo, pusimos cuatro plazas de párking exprés al principio de Federico Tapia. En principio no parece una zona especialmente densa, pero allí hay un centro de salud cuyos usuarios necesitan una respuesta.

—La Vía Prioritaria se sustenta en un sistema complejo. Tras sus primeros días, ¿no ha surgido la necesidad de ningún ajuste?

—El sistema ha comenzado a funcionar al cien por cien el pasado lunes, pero los datos son positivos. Quiero creer que las multas irán a menos, pero por el momento el número de usuarios del transporte urbano ha aumento un 11%, los buses han perdido un 47% menos de viajes y la gente tiene sitio para aparcar. Parece que hemos acertado y vamos a seguir hasta el final del mandato. Para entonces, esas catorce arterias serán naranjas, o al menos la red estará ya planificada.

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