Betanzos continuó con la agenda de actos organizada con motivo de las celebraciones estivales con el nombramiento de la representante infantil, Vega Ferreño Gómez, y el pregón a cargo de María Dans Pena. 

Una convocatoria en la que, además del ‘nombre’, apenas se notaron cambios respecto a ediciones anteriores, con las niñas vestidas de colores crudos y alguna variación en los ‘outfit’ de los niños, igualmente elegantes pero más ‘actualizados’; detrás de mómaros, cabezudos y músicos, y en medio de los arcos de Os Mariñeiros. 

Desde la casa consistorial, la pregonera ensalzó el valor del centro histórico, peor también del rural; de Guiliade, de donde son sus abuelos, e incluso del churrasco que elaboran en el establecimiento que desde hace muchos años regentan los Dans.

 Así, como todos los 15 de agosto, la ciudad honró a su copatrona, Nosa Señora de Belén ‘A Gareliña’, con una misa solemne en O Azougue. Hasta allí acudió una comitiva oficial, con representantes municipales y agrupaciones culturales que, una vez acabado el oficio religioso, acompañaron a Santa María y San Roque hasta la iglesia de Santo Domingo, donde ambos ‘esperan’ ya para asistir al ‘Día D’ de Betanzos. 

Cada 16 de agosto, independientemente de su situación o contexto, incluso de su ideología o creencia, a los betanceiros los embarga un sentimiento especial que en ocasiones solo ellos entienden y que hace que, al caer el sol, conviertan la de 16 al 17 de agosto en una suerte de ‘nochevieja’ que viven en las calles, con los amigos de siempre y, hasta este año, alrededor de ‘su’ Globo de San Roque. Ese que no volará este miércoles sobre la García Irmáns ni visitará el camposanto; ese que, cada uno con su estilo y medidas, los vecinos cuelgan en ventanas y escaparates; un aerostato que, tras elevarse por primera vez en 1814, es y será un símbolo de y para Betanzos.