España tiene ya su reforma de la reforma laboral. Y además, con el apoyo de los sindicatos y la patronal, en un hecho que, por atípico, se convierte en extraordinario. Sin embargo, el Gobierno todavía tiene que cumplir con el doloroso trance de convencer a sus socios de que le den su apoyo en el Congreso y, ahí, las cosas no van tan bien. De hecho, hay quien apunta a que Belarra y Montero afilan sus cuchillos contra nuestra Yolanda Díaz, a la que pretenden desacreditar por mantener el despido en los niveles que fijó el Partido Popular. Veremos lo que pasa porque la lucha en la izquierda es muy dura.