El titular es bueno. Muy bueno. El albergue público de peregrinos de Ferrol está a un mes de abrir sus puertas. Los detalles, todos muy ilusionantes, también resultan atractivos: El albergue más grande del Camino Inglés, un aliciente para que la iniciativa privada se anime, una instalación moderna, funcional y encardinada en ese empeño del Puerto de Ferrol por mimetizarse con la ciudad... Lo que no deja de ser sorprendente es que en esta primera visita oficial del presidente Rueda a la ciudad tras las elecciones del pasado 28 -la madrugada de fiesta en el West no cuenta- no haya estado el aún alcalde en funciones.