Reportaje | Los bares de los centros cívicos buscan a su media naranja

Reportaje | Los bares de los centros cívicos buscan a su media naranja
La cafetería del centro cívico de Arteixo | JAVIER ALBORÉS

Varias cafeterías de centros cívicos municipales del área metropolitana se encuentran en busca de su media naranja. Localidades como Arteixo u Oleiros tienen en marcha sendos procesos de licitación para llenar de actividad los ambigús, en algunos casos incluso ofreciéndolos por cantidades simbólicas.


Arteixo abrió en septiembre un expediente al titular del bar del centro cívico local, situado en el paseo fluvial, por abandonar la explotación del mismo sin dar razones, y le impuso una multa de 2.000 euros. Concretamente, la empresa pidió dos meses después de recepcionar el recinto que se rescindiese el contrato por falta de rentabilidad e incumplió el pliego de condiciones, explica el Ayuntamiento arteixano, que ahora debe sacar a licitación de nuevo la instalación –que tiene un canon anual de 7.260 euros, IVA incluido–.

 

Más allá del lucro económico

Además, el Gobierno de Carlos Calvelo también sacó recientemente a licitación el contrato de explotación del bar del centro social de A Lagoa, en Sorrizo, por la cantidad simbólica de un euro. “Se establece un canon mínimo que habrá de satisfacer el adjudicatario de 1 euro anual, debiendo abonarse en el momento de la formalización del contrato, y anualmente en los ejercicios sucesivos”, reza el documento, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP).


El Ejecutivo explica que el objetivo “más importante” es que el establecimiento esté activo y dé servicio a la población, más allá del lucro económico. Esta modalidad, dicen, ya se usó en otros locales sociales como Armentón o Suevos. Dicho canon, apuntan, “constituye el tipo mínimo de licitación, que podrá ser mejorado al alza por los licitadores, lo que se valorará a los efectos de la determinación de la mejor oferta”.


En Oleiros, el contrato del bar de las Trece Rosas (Bastiagueiro) no pudo adjudicarse el pasado mayo, ya que la convocatoria quedó desierta, y este miércoles cerró el plazo de presentación de ofertas para el segundo proceso. Hay que recordar episodios como el de la Casa do Arxentino, en Mera, que se contrató varias veces por encadenar experiencias “nefastas” en la concesión, dijo el alcalde, Ángel García Seoane.


Los ayuntamientos se afanan en buscar pretendientes para sus establecimientos con la intención de dinamizar la vida local y ofrecer a los usuarios de los locales una mayor comodidad. 

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