La Ley de Puertos del Estado define que la función de los prácticos de puerto es la de ofrecer un “servicio de asesoramiento a los capitanes de buques” para “facilitar su entrada y salida a puerto y las maniobras náuticas dentro de este y en los límites geográficos de la zona de practicaje”. En A Coruña hay cinco trabajadores que cumplen esta función y garantizan que estas maniobras se realicen correctamente.
El práctico mayor, Walter del Río, explica que este oficio es uno de los “grandes desconocidos públicamente” y que la gente “no sabe” la importancia que este trabajo tiene para el buen funcionamiento de un recinto portuario, ya que garantizan que todas las operaciones de entrada y salida se realicen con total seguridad. “Es un eslabón fundamental del sistema portuario. Si paramos nosotros, para el sistema”, avisa Del Río.
Este marino señala que “A Coruña como puerto es sencillo” y que “lo complicado es la meteorología”, ya que el viento y el oleaje, dos factores muy presentes en esta parte de España, influyen de forma muy importante en cada maniobra de entrada o salida de un buque. “Cada ola desplaza el barco y hay que compensar los efectos de más o menos viento”, relata. También resalta que los buques pesan muchas toneladas y que hay que medir bien cada paso que se da para evitar riesgos. Además, hay que posicionar la embarcación de forma correcta para protegerse del viento.
“Hay que pensar cómo, dónde y cuándo. Hay que intentar minimizar los riesgos y posicionarse bien”, detalla Del Río al abordar los posibles peligros que presenta su trabajo. También confiesa que, a lo largo de su carrera profesional, ha vivido “muchos sustos”, pero que intenta olvidarlos y correr rápidamente un “tupido velo” sobre ellos para poder seguir trabajando día a día con normalidad. Según indica este marino, su mayor temor es que la escalera que le facilita cada buque para subir a borde toque con el agua, lo que puede complicar mucho esta tarea.
¿Cómo se organizan los cinco prácticos del puerto? Walter del Río relata que tienen turnos de trabajo de 24 horas y que luego descansan dos días. Eso sí, debe haber a mayores un turno de retén, es decir, la persona que lo tenga debe estar a menos de una hora del puerto para poder atender cualquier emergencia.
Las decisiones que adoptan estos operarios portuarios son fundamentales para que las embarcaciones enfilen el canal de navegación del puerto y atraquen en los muelles sin contratiempos. En caso de que ocurra cualquier accidente como, por ejemplo, que la embarcación sufra un siniestro, el práctico deberá asumir su parte de culpa, siempre que se demuestre que el origen del problema estuvo en una orden suya.
Es importante recordar que A Coruña sufrió una gran catástrofe marítima en 1992, la del ‘Aegean Sea’ (‘Mar Egeo’), y que los tribunales condenaron como responsables tanto al capitán como al prácticos. Este petrolero chocó de madrugada contra unos acantilados al pie de la Torre de Hércules y vertió miles de litros de crudo al mar.
¿Cómo llegó Walter del Río a este trabajo? La vocación le viene de pequeño, cuando quería ser marino. Desde mediados de la década de 1990 empezó a navegar en barcos quimiqueros (diseñados para transportar productos químicos a granel).
Hace 16 años le surgió la oportunidad de ser práctico, y consiguió una plaza en A Coruña, ciudad de la que es natural.