La mujer asesinada a puñaladas el domingo pasado, de 59 años, se había casado con su asesino, de 61 años, en mayo. La subdelegada del Gobierno, María Rivas, reveló este dato junto con muchos otros en una comparecencia pública en la que aprovechó para expresar su rechazo por el crimen, que tachó de "lacra" y destacó la brutalidad del crimen, "difícil de explicar" por el número de cuchilladas.
Resulta que el mismo mes que se casó, un juzgado había decretado una orden de alejamiento contra él, por haber agredido a su entonces pareja en septiembre. Sin embargo, nunca llegó a ejecutarse. El hombre había sido detenido por la agresión, aunque ella había escogido no denunciarle, pero se le había aplicado el protocolo cero del sistema VioGén.
Sin embargo, no se apreció riesgo para la víctima, de manera que pudo seguir conviviendo con su asesino en el piso de la calle de San Isidoro, donde él la mató pasada las seis y media de la madrugada. El sospechoso sigue en custodia policial y en las próximas horas pasará a disposición judicial.
También hay que tener en cuenta que la víctima deja cinco niños en Perú, de una pareja anterior, y que el asesino es padre de dos. Cuando mató a la mujer, telefoneó a su expareja para contarle lo que había pasado y fue ella quien llamó al 112 que a su vez alertó a la Policía Nacional