Para Ramón Fajardo y Carlos Aurelio Miragaya, la edad es solo un número. Por lo menos para estudiar. Y es que, a pesar de tener 55 años, la pasión por su carrera universitaria sigue siendo la misma que la de un estudiante recién salido de Selectividad. Cada uno en su titulación, son un ejemplo de cómo siempre se puede aprender y cómo, según apunta Carlos Aurelio Miragaya, “no hay que quedarse con las ganas, nunca es tarde para estudiar”. En la actualidad, 29 son los estudiantes mayores de 55 años matriculados en la Universidad de A Coruña, por los 34 de la Universidad de Vigo y los 43 de la Universidad de Santiago de Compostela.
Precisamente Miragaya encontró en el grado de Turismo una nueva vocación. O, al menos, una segunda. Militar de profesión desde hace 31 años, el coruñés afincado en Pontevedra desde hace varios años decidió adentrarse en Turismo después de conocer la oferta universitaria por ayudar a su hija a matricularse.
“Me viene bien porque es una formación muy completa. A casi todos nos gusta viajar, hacer turismo y conocer otras culturas o idiomas. Además, esta carrera me permitió actualizarme en cuestiones que me vienen muy bien en la vida personal y profesional. Siempre es bueno estar actualizado”, comenta.
Actualmente se encuentra en tercero y, aunque reconoce tomárselo “con calma”, descubrió en el Turismo una faceta que desconocía hasta el momento. “Los beneficios de estar haciendo esta carrera los noto en el día a día”, argumenta.
Y, aunque reconoce ir “pasito a pasito”, no descarta dedicarse a ello cuando termine su futuro profesional, que asegura será “dentro de poco”. “Cuando llegue al final, para mí será una satisfacción haberlo conseguido. Si hay una oportunidad de trabajo después, encantado de hacer lo que venga”, concluye Miragaya.
El caso de Ramón Fajardo es diferente. De la misma quinta que Miragaya, el sonense de nacimiento y marinero de profesión, se adentró en el grado de Tecnoloxías Marítimas de la Escuela Técnica Superior de Naútica y Máquinas hace unos quince años, aunque por su situación profesional y personal tuvo que dejarla. Hasta hace tres años.
Actualmente son solo dos las asignaturas –más el Trabajo Fin de Grado– las que le faltan para ser oficialmente licenciado. “Quiero servir de ejemplo para mis hijos. Ese es el mensaje. Aunque ellos sean los que tomen la decisión de si estudiar o no, hay que esforzarse si el día de mañana quieres ser alguien”, explica.
Fajardo está matriculado de forma semipresencial ya que, por su situación, no puede acudir a clase. Y es que el estudiante de Tecnoloxías Marítimas es oficial de máquinas en un buque atunero que se embarca, durante cuatro meses, en el Índico. Aunque ya conoce la materia con profundidad, asegura aprender algo nuevo cada día y que disfruta estudiando porque “para dejarlo, ya habrá tiempo”, sentencia.