El próximo día 12, el virtuoso pianista canadiense Tony Ann se subirá a las tablas del teatro Colón para ofrecer lo que él mismo tilda como “un concierto de piano no tradicional”.
Un concierto ofrecido “por alguien a quien le encanta hablar con el público, hacer bromas y conectar con los asistentes no solo a través de la música, también mediante las palabras”. Por que el músico norteamericano concibe este tipo de shows como “un concierto donde la gente es libre de expresar sus emociones, pueden llorar, reír y hacer fotos o videos, si así lo desean”, apunta Tony Ann.
Se encuentra de gira por España, con conciertos no solo en A Coruña, también en ciudades como Málaga, Madrid, Valencia o Barcelona. En el momento de hablar con El Ideal Gallego, el pianista acaba de terminar su actuación en Gijón y se encuentra a las puertas de su recital en Bilbao. “El público es genial, supercálido y acogedor, con grandes ovaciones al final”, comenta Ann, que recuerda que no es la primera vez que actúa en territorio español: “Es uno de mis países favoritos para actuar, el público es realmente especial y siempre lo disfruto mucho”.
En esta ocasión, presenta su nuevo disco, ‘360º’, una idea basada en los doce signos del Zodíaco. “Quería expresar sus características y cualidades únicas a través del lenguaje musical, utilizando el fraseo, las melodías, las harmonías y el ritmo”, explica el músico canadiense, que tiene entre las doce composiciones alguna como predilecta: “Mi melodía favorita sería la de ‘Taurus’ o ‘Pisces’. Para tocar, mi favorita también es ‘Taurus’, es un viaje emocional”.
Está considerado como uno de los pianistas contemporáneos más destacados de su generación, pero es algo que asegura que no le afecta demasiado a la hora de componer o de enfrentarse a directos como el del próximo día 12 de junio.
“No añade presión, porque nunca pienso en ello de esa manera. Simplemente, hago lo que amo y lo que he aprendido a hacer”, apunta, antes de completar: “El hecho de que la gente aprecie y disfrute este trabajo es el mayor regalo”.
Además de sus millones de oyentes y de la afluencia a sus conciertos, a Tony Ann le siguen más de seis millones de personas en sus redes sociales. Pero el pianista tiene claro que son dos mundos “completamente diferentes”.
“Darle ‘like’ a un video o dejar un comentario es mucho más fácil que utilizar tu tarde para ver a alguien actuar en directo. Yo valoro la experiencia real de tocar mucho más”, pero matiza: “No digo que no disfrute de las redes sociales, pero las redes son para el consumo masivo, mientras que las actuaciones en directo son para los que de verdad se interesan por el músico”. “El mundo digital y el físico son muy diferentes, lo que puede funcionar bien en las redes, quizá no se pueda trasladar bien a un concierto”, explica, y pone un ejemplo para clarificarlo: “Una pieza más lenta puede sentirla de manera más profunda el público en directo que a través de una pantalla”.
Precisamente fue una pantalla lo que llevó a Tony Ann hacia el camino del piano. “Vi una película de Beethoven cuando tenía 12 años y me inspiró para empezar a escribir música”, explica. “Lo más loco de esto es que antes de ver esa película tenía cero interés en la música, pero después, quería aprender a tocar el piano para escribir mis propias composiciones”.