Pocos hábitos más coruñeses hay que cruzarse con Sergio Gallego Tesouro (A Coruña, 1945). De octubre a enero, vestido de azul, calienta castañas en la calle Real. Cuando los primeros rayos de sol ya broncean, se echa a la carretera con su famoso camión de Helados La Ibi. La llegada del mes de julio y la previsión de al menos una semana sin nubes garantizan colas en la rotonda del colegio de las Esclavas.
¿A cuántas generaciones ha vendido un helado?
Imagínate: vienen las abuelas con los nietos y me dicen que ya le servía a ellas cuando eran pequeñas.
Su camión lo han visitado más coruñeses que algunos museos, ¿cuántos años tiene?
Más de 30, pero no muchos kilómetros. Antes iba a algunas romerías lejos, pero ahora me quedo en la ciudad y alrededores.
Por fin tendrá un mes de julio en el que apetezca un helado...
¡Pues yo pensaba que vendría mal tiempo!
¿Cuáles son los sabores que más le piden hoy en día?
Fresa, nata y chocolate.
¿Qué diferencia hay entre el artesano y el exprés?
El exprés es más suave, prácticamente un batido, pero es también artesano, porque lo hacemos nosotros mismos.
¿Cuál es el secreto para hacer un buen helado?
No tiene secreto alguno. La clave para un buen helado es escoger buenos productos. Bueno, y también la limpieza. Yo he estado en Italia y son iguales que aquí.
¿El helado engorda?
Lo único que no engorda es lo que no se come.
¿Qué se sienten al verle la cara a un niño que recibe un helado?
Es la mejor sensación que puede haber, igual que cuando vamos a los colegios. Llevo para todos.
Su negocio de La Marina ha perdido a La Italiana como vecinos...
Es una pena grandísima. Lo siento, porque yo conocía mucho a Juan y a su mujer, pero prefiero no hablar del tema.
Cuando llega el sol para ustedes llegan también las verbenas...
Estoy acostumbrado. Cansa un poco, porque realmente no tenemos horario. Cuando el tiempo lo diga y mientras sigue la fiesta, ese es nuestro horario.
¿Trabaja más de día o de noche?
Una buena verbena da trabajo hasta las tantas de la mañana.
Hace tiempo que no se le ve por el Orzán, solo en las Esclavas...
Vas a Italia y están los camiones de los helados encima de las aceras. En Milán o mismo en Zaragoza están todos los coches están estacionados con las tomas de corriente incluidas. Pero parece que aquí todo molesta.