Reportaje | La última lección de González Laxe en una clase “llena de repetidores"

Reportaje | La última lección de González Laxe en una clase “llena de repetidores"
Fernando González Laxe, durante la clase | PATRICIA G. FRAGA

Con exquisita puntualidad, Fernando González Laxe entró por la puerta del aula 1.6 de la facultad de Economía y Empresa de la UDC cuando el reloj marcaba exactamente las 11.30 horas. Y como si de una clase magistral más se tratase, se dirigió a los alumnos que ocupaban los pupitres. Lo primero que hizo fue decir a los estudiantes que firmasen en la hoja de asistencia para que quedase constancia de que no habían faltado a clase, aunque fue una instrucción que, en realidad, este miércoles resultaba inútil. Porque en los pupitres casi no había alumnos, aunque, paradójicamente, el aula estaba abarrotada. Atentamente, González Laxe era observado por catedráticos, políticos o periodistas veteranos que aguardaban expectantes su última lección. Habían llenado las primeras filas varios minutos antes, y solo a última hora, apenas una decena de jóvenes estudiantes pudieron ocupar los escasos asientos que aún quedaban libres.


“Esta clase está llena de repetidores”, bromeaba una de las asistentes pocos minutos antes de la llegada del expresidente de la Xunta ante la media de edad de la audiencia, bastante más elevada de lo habitual en ese escenario. En todo momento, Laxe se centró en la lección que le tocaba enseñar, tratando de mostrarse ajeno a todo el revuelo que se había generado. Pero era imposible. Aún sin pretenderlo, la clase resultó ser una especie de homenaje y reconocimiento a su dilatada trayectoria. 


Aunque el público ya estaba entregado a la causa desde el minuto cero, González Laxe supo ganárselo todavía más. Una de sus primeras frases fue un “que duda cabe”, que le sirvió para citar al recientemente fallecido Arsenio Iglesias. Quedaba claro que la figura del eterno entrenador del Deportivo va mucho más allá del ámbito futbolístico y ya forma parte de la memoria colectiva. También en sus primeros minutos de discurso, Laxe afirmó que existen tres momentos clave a lo largo de la etapa universitaria: la primera lección, la lectura de tesis de doctorado, y por supuesto, la última clase. Esta vez, a él le tocaba vivir el tercero de estos momentos memorables.


El que fuera presidente de la Xunta durante dos años a finales de la década de los ochenta disfrutó de una última clase magistral arropado por los suyos, que acabó entre aplausos y muestras de cariño y con una cita del filósofo Kant, cuando Laxe sugirió a sus alumnos que se atreviesen a pensar.

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