Reportaje | ‘Recuérdame’, el proyecto que alimenta el alma de varias generaciones

Reportaje | ‘Recuérdame’, el proyecto que alimenta el alma de varias generaciones
Una usuaria de la Torrente Ballester charla con una alumna | JAVIER ALBORÉS

“¡Vinieron los abuelitos y nos ‘trajieron’ sorpresas!”, gritaba emocionado ayer uno de los pequeños de la escuela infantil municipal Luis Seoane que participan en el proyecto ‘Recuérdame’, una iniciativa que cada mes reúne a los niños con los mayores de la residencia Torrente Ballester y que ha forjado una emotiva relación entre dos generaciones.


El centro educativo inició este año el proyecto con alumnos de 2-3 años, a propuesta de Gemma Verdiñas, y pretenden continuarlo el curso que viene en los otros niveles. “Los niños están encantados con los ‘abuelitos’ y viceversa, ambas partes están esperando este día porque salen de la rutina y les da mucha energía”, comenta Felicidad Casás, directora de la escuela.

 

Ayer tocaba ‘Caperucita roja’ y fue todo un éxito. Un total de 14 mayores de la Torrente Ballester llegaron sobre las 10.45 horas a la Luis Seoane –a pie desde su residencia– y provocaron el júbilo de los ‘peques’: “¡Van a contar un cuento!, exclamaba uno al verlos, mientras que otra alumna les entregó unos dibujos que había preparado para ellos.


Siguiendo un guion e interpretando diferentes personajes, los ‘contadores’ fueron explicando la historia de Caperucita. Triunfó especialmente Antonio, el lobo, que sacó a relucir sus mejores dotes interpretativas. “¡Me comeré primero a Caperucita y después a la abuela!”, vociferó, y todos los pequeños abrieron mucho la boca. Uno de ellos, diciendo lo que todos pensaban, soltó un “¡lobo, malo!” que nadie osó rebatir. 


Al final, cuando el feroz animal acabó con la barriga llena de piedras en el fondo del río, todos rompieron a aplaudir y acabaron como todas las sesiones: abrazando a los ‘abuelos’, que les entregaron paquetes con chuches.

 


Llenos de energía 

 

Juan Cores, director de la residencia Torrente Ballester, asegura que es una actividad que alimenta el alma de sus usuarios: “Creemos muchísimo en la potencia que tienen estas acciones intergeneracionales para la estimulación cognitiva. Se ven reflejados en lo que fue su juventud y estos días están llenos de energía. Si hasta vienen caminando desde la residencia”.


La siguiente sesión será en mayo y, en ella, serán los niños los que acudan al centro de mayores. “Prepararemos algo relacionado con el Día das Letras Galegas”, adelanta Felicidad Casás, que destaca las facilidades que Juan Cores les dio al tomar las riendas de la Torrente Ballester para programar actos conjuntos.


‘Recuérdame’ es emoción, creatividad, esfuerzo, superación y sonrisas. Es salir de la zona de confort para hacer más felices a los que nos rodean. Es valorar a nuestros abuelos y hacerlos sentir útiles y divertidos. Es inculcar a los niños el respeto a una sociedad que lo dio todo para que hoy estemos aquí. 

 

 

 

 

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