Reportaje | El pico y la pala como arma electoral

Reportaje | El pico y la pala como arma electoral
Varios operarios ultiman los detalles para delimitar nuevas plazas de aparcamiento en la ronda de Outeiro | móNica Arcay

Pocas cosas hay más curiosas y capaces de generar debate que una excavadora o una máquina a punto de iniciar su actividad en una calle X de un barrio Y. Lo saben perfectamente los políticos a los que le toca tomar las decisiones, pero también los encargados de decir que todas esas actuaciones están, a su parecer, mal. Y es ahí donde los vecinos sacan tajada en forma de peticiones y reclamaciones en una y otra dirección.


Son las obras el único paraguas sobre el que se pueden integrar la mayoría de las reivindicaciones de la segunda tanda de asociaciones vecinales consultadas. Si bien en el primero la temática era mucho más variada y ecléctica, resulta más sencillo establecer un patrón común de comportamiento: acometer proyectos, en su mayoría pequeños, relacionados más con mejoras de lo ya existente que con nuevas estructuras. En esa misma onda estarían también el equipamiento y el mantenimiento, entendido este, sobre todo, con la dotación de diversos parques, áreas y el acondicionamiento de los mismos. Que la ciudad respire y lo haga también con zonas de sombra y paseables.


Movilidad


Si un término se ha instalado para quedarse en la agenda municipal durante el siglo XXI ese es el de la movilidad. No obstante, es también el mejor ejemplo de que en ocasiones el debate de salón de plenos no es exactamente el mismo que llega finalmente a pie de calle.


Las peatonalizaciones han provocado enormes discrepancias entre las forma de concebir la ciudad de Gobierno y oposición, pero realmente ninguna asociación de vecinal las pone en tela de juicio o parece quitarle el sueño. Únicamente algún caso singular hace referencia a las plazas de aparcamiento.

 

El amplio debate político generado por la ciudad peatonal y las calles cerradas al tráfico no tiene demasiada repercusión en las preocupaciones vecinales

 


Todas las asociaciones de vecinos tienen claro que la ciudad de 2023 en adelante ha de ser cambiante y reinventarse, y no protestan contra ese cambio, sino que piden matizar las formas del mismo en ocasiones.


A partir de Alfonso Molina empieza a hacerse mayor, hasta ser el principal quebradero de cabeza, la composición y diseño del transporte público. Tanto Novo Mesoiro como A Zapateira se tiran de los pelos a diario con el mapa del bus urbano, y son constantes las denuncias a través de las redes sociales por retrasos o simplemente con una conexión que, dicen, acentúa esa diferencia periferia-centro, además de chocar directamente con la muy europea filosofía de dejar el coche particular en casa.


Desde que tomó la alternativa, la asociación vecinal de Novo Mesoiro se ha puesto como objetivo conseguir una segunda línea, además de la 21, que dé servicio a los casi 10.000 habitantes del barrio. No obstante, ni las reuniones con el Gobierno municipal, ni tampoco las de la oposición, han llevado nuevos servicios a la avenida principal o la calle de Ribeira Sacra.

 

Los barrios más alejados del centro insisten en la necesidad de reformular el mapa del transporte urbano, sobre todo debido al gran crecimiento de población


Al mismo nivel o superior, la asociación vecinal de O Ventorrillo funciona en la práctica casi como un periódico, con noticias constantes y diarias con las que mantener al día a sus asociados. Desde la presentación por registro de una baldosa dañada a los resultados de una determinada reunión. Debido a ello, también es una de las que de manera más habitual celebra buenos resultados.


Son dos casos paradigmáticos de la importancia de conseguir una representación vecinal no solamente activa, sino también proactiva. Y es que desde O Ventorrillo sigue la batería de peticiones y, en este caso, la mayoría hace referencia al refuerzo de equipamiento y a pequeñas obras.


En una línea de comunicación igualmente intensa están los vecinos de la Sagrada Familia. En este caso se trata de un fuerte cambio generacional, después de la marcha de Noemí Ferreiro. Significó también, en cierta forma, el paso de una forma tradicional a una más relacionada con las redes a la hora de hacer las cosas. No le tiembla la mano a la nueva directiva cuando hay que pedir o hacer públicas sus inquietudes. Encantados con la nueva peatonalización aprobada en Junta de Gobierno, también piden solución al aparcamiento que se perderá, según entienden. Mientras, también mantienen en pie su solicitud de un nuevo emplazamiento para la Cocina Económica, así como hacer barrio a través del deporte. Recuperar la Sagrada de toda la vida. 

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