Reportaje | El ocio nocturno de A Coruña dice ‘no’ a la moda urbana pero acepta la gorra

Reportaje | El ocio nocturno de A Coruña dice ‘no’  a la moda urbana pero acepta la gorra

Que todo vuelve y que el revival de lo vintage ha abierto la mano de los códigos de vestimenta en la calle es un hecho empíricamente comprobable con un solo paseo por las principales vías de la ciudad. Sin embargo, no siempre el calado o la aceptación social avanzan tan rápido como unas redes sociales acostumbradas a ‘escupir’ nuevos códigos y patrones con una inmediatez en ocasiones vertiginosa. Y el ocio nocturno no es ajeno a la rapidez con la que se normalizan nuevos estándares de vestimenta, que han reinventado desde el perfil del cliente a las particularidades para crear una atmósfera determinada. Sin embargo, en la frontera entre la vanguardia y la elegancia se sitúa todavía buena parte de un sector para el que no todo vale a la hora de acceder a la experiencia interior de sus locales.


Y es que, si bien algunas de las principales salas, pubs y pistas de baile de la ciudad apuestan por animar parte de la noche con los últimos éxitos de la música urbana, eso no quiere decir que sean igualmente condescendientes con que la clientela imite a los referentes de la misma en un ‘outfit’ en el que suele predominar la ropa deportiva de marcas de lujo en formato ‘oversize’. “Nosotros no vamos con la moda, el chándal es para hacer deporte”, advierte Luis Diz, presidente de Galicia de Noite y gerente del grupo Pelícano.

 

 

Anonimato


Se trata de un pensamiento muy extendido en el sector y otro hostelero de la noche, que prefiere mantener el anonimato por temor a represalias, va más allá a la hora de valorar la elección de la ropa deportiva para una noche de fiesta. “Si el local es serio, por mucho que pasen los años, la clase se tiene o no se tiene”, asegura. “Porque un crío vea a un cantante de reggaeton con un chándal con el que parece que va a comprar droga no tenemos que renunciar a unas normas de civismo y dignidad; en locales normales no debe verse gente así vestida”, añade.


Si se echa la vista atrás un par de décadas el discurso de los empresarios de la noche, y de la sociedad en general, era muy similar a la hora de referirse al uso de las gorras. Sin embargo, hoy en día su estandarización como complemento supera ya cualquier tribu urbana y todo tipo de debate. “La gorra es un complemento más hoy en día”, afirma el mismo hostelero crítico con el chándal, un razonamiento que también corrobora el presidente del sector, Luis Diz. “La gorra sí es aceptada para el acceso”, reconoce.


A medio camino entre sus dos colegas, y también con buena parte de su negocio en la hostelería tradicional, Emilio Ron cree que los tiempos acabarán por comerse cualquier tipo de restricción o código de vestimenta. “Antes teníamos una forma de homogeneizar a la clientela, pero hoy en día ya cualquier puede entrar prácticamente como le dé la gana. Puede que alguien se sienta incómodo en el interior con eso, pero estamos en una etapa de libertad total”, comenta el gerente del grupo Tortoni o Cine París, entre otros.

 

 

Derecho de admisión


Siempre han sido objeto de discrepancia tanto el derecho admisión como la forma de aplicarlo, tal y como recuerda José López Balado, abogado y exhostelero: “El derecho de admisión como tal está abolido desde 1982. Lo que sí puedes establecer son unas normas de acceso. Las tiene que revisar el Ministerio del Interior y debes pagar una tasa. Deben estar en un cartel a la entrada del local”.


Balado afirma, además, que existe una delgada línea entre las normas y su correcta o incorrecta aplicación: “En el momento que no lo cumples estás cometiendo un delito de odio”.


Y es que echar la vista atrás al álbum de fotos de las noches de fiesta no deja de sonrojar a las generaciones que entonces se creían a la vanguardia. Las mismas que asimilan ahora más lentamente los nuevos usos. 

Reportaje | El ocio nocturno de A Coruña dice ‘no’ a la moda urbana pero acepta la gorra

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