Reportaje | Lecciones de robótica para jóvenes ingenieros en A Coruña

Reportaje | Lecciones de robótica para jóvenes ingenieros en A Coruña
Los alumnos continuaron ayer con el desarrollo de sus robots | Mónica Arcay

Los lectores de ciencia ficción imaginaban que los robots surgirían de grandes fábricas o laboratorios futuristas. Sin embargo, el avance de la ingeniería permite que su construcción sea accesible para cualquiera, incluso los más jóvenes. Esta afirmación podría parecer una exageración hasta que se conoce el curso de Lego Wedo para niños entre los 7 y 9 años y el de Robótica y Programación para los de 9 y 11 que la biblioteca de la Diputación Provincial realiza los sábados. 


Arkitas Robótica, sociedad limitada centrada en la enseñanza, imparte estas clases destinadas a aportar una base para conocer los mecanismos que posibilitan el funcionamiento de estas máquinas a través de la práctica. Esta empresa proporciona Legos conectados, controladores de Micro: bit y ordenadores con los programas necesarios para su manipulación; un kit con todo lo necesario para construir sus propias maquinas.


“El microcontrolador está plagado de sensores como de temperatura, iluminación, sonido o los giroscopios. Aparte de eso, se le pueden interconectar otros nuevos. Muchos niños no saben manejarlos, pero se trata de eso; de ir descubriendo cómo funcionan”, explica Anxo Fernández, uno de los profesores de los cursos al desmontar las piezas de uno de los robots y señalar el procesador al que están conectadas. 


Una de las primeras lecciones consiste en el montaje explicando cada paso de las instrucciones. La superación de este paso brinda nuevos retos que expanden las posibilidades de los distintos mecanismos. “Se empieza desencadenando una acción cuando el sensor detecta algo, pero se va sofisticando. Al final pueden llegar a poner un robot sobre un tablero que lo recorre de manera autónoma y hace una serie de acciones”, detalla Fernández. 


Al entrar en el aula, los niños reúnen sus proyectos medio montados junto al resto de herramientas para empezar a trabajar como auténticos profesionales. A pesar de su corta edad y algunas dudas, sorprende el hábito con el que manipulan el software que define las acciones de sus creaciones mecánicas. 
Los pequeños ingenieros utilizan un sistema Scratch, que contiene un lenguaje de programación completo representado en cubos para simplificarlo. Fernández resalta “la increíble creatividad que tienen” y añade que le “enseñan formas nuevas de hacerlo o de cómo no hacerlo. Eso a mí me enriquece porque lo utilizo en otras clases”. 


El dominio de estos jóvenes cada vez más expertos aún está lejos de las competiciones de robots en complejos circuitos, pero estas enseñanzas abordan multitud de disciplinas que les serán de provecho en el futuro, como bien explica su profesor: “La robótica tiende a tocar un poquito en cada ciencia, como la informática, la electrónica o la mecánica. Eso es lo que ganan”. 

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