La Coruña, en el siglo XV, cuenta con un importante barrio judío en los arrabales de la ciudad, situada en la zona de la Arrabiada, próximo a Santa Margarita. Comprendía un amplio espacio entre la Palloza, Garás y Santa Lucía, extendiéndose hasta los límites de Oza. Mientras en la Ciudad Alta, en el punto denominado hoy Sinagoga, estaría el destinado al culto. Allí un reducido puñado de gentes semitas se dedicarían a su mantenimiento y cuidado, del mismo modo que también tendrían sus negocios en el barrio de la Pescadería y Ensanche.
En dicha calle y plazoleta, o venela, es posible hubiese una escuela religiosa, en la cual estaría la sede del Tribunal Rabino, cuya institución se encargaría de repartir justicia entre los propios, que así lo solicitasen, con arreglo a las leyes semitas. Los asentamientos judíos, en los arrabales de la ciudad, datan del siglo XIII. Es en esa centuria cuando llegan los primeros exiliados o expulsados por el rey Eduardo de Inglaterra, en 1290; a los cuales se suma, en 1306, otra expedición procedente de Francia, ordenada por el rey Felipe IV.
Los rabinos son el escalón principal de la enseñanza de la Torá que se transmite de forma verbal a lo largo de la historia y una de las principales funciones del Tribunal Hebreo. Su transmisión, es la herencia del pueblo israelí. En la enseñanza escolar, se dan tres etapas: elemental, intermedia y superior o avanzada. A lo largo de la antigüedad se daban clases en la viña, en el mercado o en el círculo de los discípulos. El rabino también las daba diariamente a los que asistían a los servicios señalados para el culto y aprendizaje.
Aquellos rabinos estaban encargados de repartir justicia, bien por una disputa personal, privada, comercial o agravio de algún tipo. Sólo los hebreos recurrían a su rectitud y de acuerdo con su ley. Actuando allí donde estaban establecidos y con amplio conocimiento de la Torá, la cual debía presidir el Tribunal, en compañía de la Menara (candelabro de siete brazos), aplicando la sentencia a que hubiese lugar, ya fuesen multas, actos de pureza espiritual ó física y alguna que otra excomunión en los casos más graves.
Los rabinos se encargaban de impartir algunas leyes judías como el Sacrificio judío, la ley del comercio, el baño ritual, la escuela primaria, los límites del sábado judío o los entierros. También se les solía consultar la ley y losrituales para que aconsejasen sobre cualquier asunto. Sus funciones eran claras: dominar la Torá y la literatura rabínica, practicar la justicia y asegurarse que todo funcionaba con arreglo a la ley judía.
En la sociedad hebrea se daban los rituales del agua. Así, en una sala que solía ubicarse en el subsuelo era posiblemente usada para actos de purificación física o espiritual. Sería una pila o más, dependiendo de la comunidad, a ras de suelo, en la cual tendría lugar el rito, a la que se accedería después de bajar algunos peldaños de la escalera y a donde llegaría el agua sobre quién tendría el placer de llevar a efecto la prueba del rito. El agua tenía que ser pura, no apozada, y para el caso de la Ciudad Alta tendría que ser de manantial, debido a que entonces no existía la traída.
Bajo el lugar denominado Sinagoga pasa un manantial, al igual que por otras zonas de la Ciudad Alta, cuyas viviendas tenían su mayoría pozo cartesiano, de donde se recogía el agua para su consumo. Los pozos existen. Sólo hace falta cavar un poco y aparecen a lo largo y ancho de esa parte de la ciudad, como también en la Pescadería y otros lugares del resto de la ciudad.
La comunidad judía de La Coruña es la más desconocida y apenas hay datos, pese a que el año de 1476 se compuso en la ciudad la Biblia de Kennicot, por el hebreo Moisés Ibn Zabara, en su propia lengua, e iluminada por José Ibn Hayyin, por encargo del también hebreo José de Braga. Esta biblia histórica se halla depositada en la Biblioteca de Bodleyon, de la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Allí fue a parar tras la expulsión hebrea de los reinos de España.
Por todo lo expuesto, lo hallado en el número cuatro de la calle Sinagoga bien albergar un baño y encontrar lo que parece ser una sala ritual podría ser una prueba importante. Conviene continuar investigando para saber más de los semitas en su paso por La Coruña.