Continuamos dando a conocer los aspectos más importantes de la Guerra de la Independencia en Galicia, con la ciudad coruñesa como referente, por ser quizás los más olvidados de la Campaña Napoleónica.
Dentro de la Sala Capitular de las Reales Casas Consistoriales de la Ciudad de la Coruña, habiéndose tocado generala a las doce escasas de este día, se juntó el Ayuntamiento para averiguar el motivo de esta novedad. Y se tuvo noticia de que los franceses habían avanzado hasta Perillo y el Burgo ya que un veredero, que salía a buscar carros para el servicio de la plaza, había tenido que retirarse.
En vista de lo cual, hizo la Ciudad una Diputación al Reino, Comandante General y Gobernador de la Plaza, para que sirviesen decirle, que tendría que hacer en estas circunstancias apuradas. Antes de entrar la Diputación en el Reino, salió un ayudante del Gobernador, llamado Vicente Bernardez, quién dio orden de nombrar una Diputación para presenciar la entrega de armas y municiones a los vecinos.
Por otra parte, con motivo de que la tropa inglesa tomaba los abastos del pueblo y era un número tan grande. que quedaba el primero sin pan, carne y otros auxilios necesarios para la vida y expuesto a perecer de hambre. Por ello, acordó la Ciudad pasar en Diputación al Reino, Manuel Rabanera y Félix de Pazos, para solicitar al general inglés de que se sirva dar disposiciones convenientes para que se surtiese a su ejército, de los víveres de sus repuestos hasta donde alcancen y puedan conseguirse más.
También durante esa jornada se verificó un oficio en el que el Reino manifestaba no haber tenido hasta el momento noticia del Ejército español. En la Junta de autoridades se trató haber quedado a su cargo el suministro de la Plaza con arreglo a las Leyes. Los caudales que habían propuesto pedir al almirante Inglés, tendrían otros destinos, como la artillería y obras de fortificación. Los depósitos de granos de la provincia podían hacerse venir sin necesidad de pagar su importe. A la vez que se consumían, se podían ir pagando a horneros y panaderos.
Francisco Valverde presenta un oficio del marqués de la Romana, que manifiesta el estado deplorable de su ejército y pide socorros. Aunque asegura que el enemigo se encuentra a la vista, si la Ciudad determinase enviar los socorros pedidos, él se ofrecía a sacarlos y conducirlos a todo riesgo por la ría del Burgo. La Ciudad acordó que se le diesen por sus desembolsos y gratificaciones tres mil reales y también se diese traslada al Reino oficio e informe para su resolución.
El Reino enterado de lo manifestado por la Ciudad respondió y dio orden para remitir al Ejército los auxilios posibles por medio o por la ría de Pontevedra ó cualquiera de los puertos de abajo. La Ciudad, por su parte, acordó remitir a Francisco Valverde al señor marqués, para que le informase de la actual situación y de lo resuelto por el Reino.
Se dio orden para que el secretario, con orden del Corregidor, pagase por cuenta de los fondos destinados a tal efecto el trigo que se presentase sin pagar y los portes hasta donde alcanzase. Las partidas que pagase con dicha orden y recibo de los interesados se abonasen igualmente.
Y mientras no existiese un lugar en donde colocar los granos, que iban llegando a la ciudad, estos debían depositarse en el Archivo de la Ciudad, ubicado en la Colegiata de Santa María, para lo que era preciso informar al Cabildo.