La Policía Local da por terminadas las carreras ilegales en el polígono de Vío

La Policía Local da por terminadas las carreras ilegales en el polígono de Vío

Después de tres semanas sin que se hayan producido incidentes dignos de mención, los policías locales consideran finiquitado el problema recurrente que han supuesto durante ocho años las concentraciones de coches en el polígono de Vío. Los hombres de azul del Ayuntamiento, que han mantenido un dispositivo estos días, se sienten satisfechos del resultado. “Lo habríamos conseguido antes –advierte uno– pero los trámites son muy lentos”. Otro asegura que todo podía haber acabado hace un año, y no el mes pasado, puesto que ha bastado con instalar una señal.


Los vecinos de Novo Mesoiro llevaban años quejándose del ruido que hacían los coches con el motor revolucionado recorriendo las avenidas y rotondas del polígono, y cuando ocurría, normalmente las noches de los viernes, llamaban rápidamente a la Policía Local y se quejaban de que rara vez acudía y que cuando lo hacía, no sancionaba a los responsables. Un agente rechaza las quejas: “El problema es que no puedes hacerlo sin más, tienes que pillarles con las manos en la masa. En cuanto aparecíamos, paraban”, aclara.
 

El acceso al polígono en sí estaba permitido, y los conductores son libres de reunirse en cualquier lugar, como todos los ciudadanos, de manera que los policías tenían realmente un problema. A veces conseguían sancionar a algún que otro amante del motor cuyo coche modificado no había pasado la ITV, pero eso era todo. Se intentó instalar una barrera, pero resultó inútil. 
 

Aunque los asistentes a estos eventos aseguraban que no se trataba de participar en carreras, sino de más bien de reunirse y presumir de vehículos, lo cierto es que a lo largo de los años se han producido algunos accidentes. En mayo de 2020 tuvo lugar el siniestro más espectacular, cuando cuatro jóvenes se precipitaron terraplén abajo desde la antigua nave de Caramelo, cuando estaban tratando de huir de la Policía Local.
 

Redada 

Todo eso acabó el 11 de noviembre. Ese viernes, los operarios municipales instalaron por la tarde un par de señales verticales (a decir de los afectados, a mala fe) en el acceso al polígono. En ellas se podía leer que el acceso de vehículos estaba prohibido desde el viernes por la noche hasta el viernes por la mañana. Pero en cuanto cayó la noche y comenzaron a llegar los primeros coches, estos entraron sin prestar atención y se dispusieron a pasar una velada más en Vío. Comenzaron las primeras llamadas de queja de los vecinos, pero los policías locales esperaron un poco más. Tenían la intención dar un buen escarmiento y querían esperar a que todos estuvieran reunidos. Todo se precipitó porque se registró un nuevo accidente: un joven volcó su coche al coger una rotonda a toda velocidad, pero resultó ileso Poco antes de la medianoche actuaron y multaron a más de cien conductores
 

Aquello fue el final. Los aficionados hicieron un intento por recuperar su espacio, y se convocó una manifestación en Novo Mesoiro a través de las redes sociales para el viernes siguiente, 18 de noviembre. A las nueve de la noche, bajo una persistente lluvia, un fuerte dispositivo policial, tanto de la Nacional, como Local, esperaba en el barrio de Novo Mesoiro a los participantes de una manifestación que finalmente no se materializó.
 

Algunos despistados sí se dirigieron al polígono de Vío, donde les esperaba la Policía Local, que había montado un dispositivo y cuatro conductores fueron sancionados, pero eso fue todo. Desde entonces, la zona ha estado tranquila, y los vecinos de la zona confían en que todo haya acabado tras años de soportar el rugido de los motores. 

 

La solución adoptada por el Gobierno local recuerda a la que se permitió eliminar el botellón de Méndez Núñez, en lo que sin duda fue uno de los hitos del mandato de Inés Rey. Fue en noviembre de 2019, cuando la pandemia todavía no había llegado a España, cuando se declaró Zona de Especial Protección (ZEP) este emblemático espacio y la Policía Local comenzó a montar guardia. En contra de los pronósticos más pesimistas, no hubo apenas incidencias. Los jóvenes que acudían a los jardines provistos de bolsas de plástico llenas de alcohol simplemente daban media vuelta cuando se encontraban con los agentes. Durante las semanas siguiente, deambularon por el centro, despistados, intentando encontrar un rincón donde poder instalarse, pero la llegada de la pandemia fue el golpe de gracia para un hábito que no ha vuelto a instalarse en la calles.  

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