La nueva vida en A Coruña del que fue el restaurante más antiguo de Galicia

La reapertura como tasca del viejo Fornos reanudaría una tradición que viene del siglo XIX
La nueva vida en A Coruña del que fue el restaurante más antiguo de Galicia
El mural donde Lugrís dejó pintada la fecha de inauguración del restaurante de Olmos, 25-27, en una fotografía de 2017 | CEDIDA POR ABANCA

Xunta y Ayuntamiento van de la mano con el local de la calle Olmos que alberga murales del pintor Urbano Lugrís: están de acuerdo en comprarlo, operación a la que quieren que se sume la Diputación, que de momento no ha comparecido. Paralelamente, el colectivo que más ha luchado para que las piezas se conserven in situ, la Asociación O Mural, ha ido un paso más allá y ha propuesto que ese nuevo espacio sea un local de hostelería: “A mellor solución sería que seguise sendo unha taberna onde puidésemos desfrutar as pinturas de Lugrís”, ha declarado su portavoz, Rodrigo Osorio, a El Ideal Gallego. Esta idea supondría la resurrección del que fue el restaurante más antiguo de Galicia.


Los más viejos del lugar, y muchos de los de las generaciones posteriores, aún aluden al establecimiento de los números 25 y 27 como el ‘Restaurante Fornos’. Es lógico y normal, pues así se llamó durante más de cien años. Y decimos más de cien años porque la fecha de fundación no está clara. En uno de los arcos del local, Lugrís dejó escrito lo siguiente: “FUNDOSE ESTA CASA EL AÑO DE 1870”. En los años 40, cuando se reformó, sus anuncios también señalaban 1870 como año de apertura. No obstante, en anuncios de la década de los 20 del pasado siglo se alude a su fundación en 1884, fecha que tampoco parece muy precisa puesto que diarios de ese tiempo señalan que un nuevo restaurante abrió sus puertas en ese local en 1883, es decir, el año anterior. En estos dos casos, puede que más que un nacimiento se trate de una reapertura, o sea, de la llegada de una nueva gerencia o un nuevo concepto de local. 


Sea como sea, el caso es que no está del todo clara su fecha de apertura, pero sí la podemos fijar entre 1870 y 1883. 


Lo que es también hecho probado es que pronto se hizo un nombre en la ciudad. En los tiempos coruñeses de Pablo Picasso se editó la ‘Guía-Indicador de La Coruña y de Galicia para 1890-1891’, que así lo prueba. En el capítulo de ‘Restaurants’, su autor, el betanceiro Ramón Faginas Arcuaz, escribe lo siguiente: “(…) con el título de Fornos, existe en la calle de los Olmos, próximo á la Rúa Nueva (…) un restaurant, propiedad de D. Ceferino Álvarez, en el que, a la carta, y con el mayor aseo y prontitud, se sirven almuerzos, comidas y cenas hasta la hora de regreso de los coches que van a recoger viajeros a la estación”. Según esta publicación, era entonces el único restaurante de la ciudad junto a otro llamado La Fonda del Vapor, sito en Galera, si bien este no servía a la carta.


Fue en 1951, cuando el artista Urbano Lugrís decoró el Fornos, a cambio de comer gratis en tan lujoso restaurante hasta que el dueño dio la deuda por saldada. Además de por las pinturas de Lugrís, el Fornos es historia de la cultura porque fue entre sus paredes, en la noche del 11 de agosto de 1971, donde se tradujo la letra de ‘Un canto a Galicia’ del castellano al gallego, en una cena en la que tomaron parte Julio Iglesias, su ourensano padre y el periodista coruñés Ezequiel Pérez Montes.


Vacío desde 2021 

El famoso Fornos cerró en la segunda mitad de los 90, y en esa década el historiador coruñés Jesús María Reiriz lo calificaba como “el más antiguo de Galicia”, se entiende que en funcionamiento. Reabrió el 9 de mayo de 2001 como La Bottega, un establecimiento especializado en crepes y ensaladas. En 2013, tras un tiempo cerrado, reapareció como Brasa y Vino, que como su propio nombre indica era un asador. 


La pandemia acabó con él: cerró el 31 de diciembre de 2021 y, desde entonces, el local está vacío. Su nuevo uso podría ser, de prosperar la idea de O Mural, como casa de comidas, entroncando así con su más que centenaria historia. ¿Cómo se llamaría? Aún estamos lejos de ese momento, pero suena bien ‘Casa Lugrís’, combinaría su faceta cultural con la gastronómica.

 

Trasladar los murales costaría el triple que mantenerlos en el local de los Olmos

En la primera mesa de diálogo para dilucidar el futuro de los murales que Lugrís dejó en el antiguo Restaurante Fornos, los titulares de Cultura de la Xunta y del Ayuntamiento lo tenían claro: ambos abogan por dejarlos donde están. Y es que el coste de extraerlos de su hogar en la calle Olmos y trasladarlos a otro espacio (como el Museo de Belas Artes) podría costar en torno a 1,5 millones de euros (1,2 para la extracción y no menos de 300.000 euros para el traslado). Sin embargo, conservarlos y mantenerlos en Olmos y musealizar el bajo en el que se encuentran costaría, según explicó esta semana el conselleiro de Cultura, José López Campos, unos 500.000 euros (150.000 euros para la conservación y mantenimiento de las obras y no menos de 380.000 euros para la adecuación y musealización del espacio).

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