Lito Zas | “Cuando palme, quiero que me incineren y me echen en las Bárbaras”

De niño, su existencia giraba en torno al cruceiro que hay junto al convento de las clarisas, donde jugaba y hacía toda su vida. Ahora, ya sin coches, sigue siendo su rincón preferido de la ciudad
Lito Zas | “Cuando palme, quiero que me incineren y me echen en las Bárbaras”
Lito, en la plazuela de las Bárbaras, junto a la que era su casa cuando era niño | Pedro Puig

Entrevista CTV

La entrevista transcurre, como no podía ser de otra manera, en el corazón de la Ciudad Vieja, donde se crió, apoyados en un barril de La Leonesa. Eladio Zas Patiño (A Coruña, 1959), alias Lito, es uno de los rostros más conocidos de Panaderas, debido al bar que lleva su nombre, ‘O’Delito’. Nunca pensó que se dedicaría a la hostelería pero asegura que, aunque él prefiere pasar inadvertido y eso es complicado detrás de la barra, también tiene momentos muy reconfortantes. “Hay una señora a la que le llevo poniendo café hace 25 años y, cuando estaba enferma, en el hospital, mandaba a su hermano para que le hiciera un termo; eso para mí es el mayor amor que me puede demostrar alguien”.

 

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de la ciudad? 
El cruceiro de las Bárbaras. Era mi jardín, yo vivía enfrente. Viví ahí durante trece años, así que eso para mí era todo: donde jugaba y donde hacía mi vida.

 

¿A dónde fue al colegio? 
A los Dominicos. Y a Monelos.

 

Le quedaba al lado, claro.  
Sí, me quedaba muy cerquita.

 

¿Qué recuerdos guarda de aquella etapa? 
Lo pasé muy bien. Tenía muy buenos amigos y aún mantengo amistad con la mayoría de ellos. Éramos casi siempre los mismos. Y, con mi apellido, pues siempre era el último de la clase.

 

¿Solo por el apellido o era buen estudiante? 
Bueno, no fui muy buen estudiante pero lo pasé muy bien. Era un poco gamberro pero era buen chaval, un poco despistado y no estudiaba mucho, pero guardo muchos buenos recuerdos. Sobre todo, con Javier Togores, con Juan Carlos Yáñez, Quique Suárez... De reírnos mucho. La verdad es que lo pasamos muy bien. 

 

¿Cuáles son sus barrios en A Coruña? 
Viví en las Bárbaras hasta los trece años y luego estuve en la calle Cortaduría hasta los veintidós. Cuando mis padres se fueron a las Pajaritas, yo me quedé viviendo solo durante dos años. Con lo cual, imagínate, un chaval de veintipocos años aquí y viviendo solo...

 

Festa rachada.  
No, bueno, rachada no pero... A mí siempre me gustó vivir en la Ciudad Vieja y siempre pensé que acabaría viviendo aquí.

 

¿Y vive aquí? 
No, vivo en Panaderas.

 

Tampoco es que se haya ido muy lejos.  
Sí, pero sigo echando mucho de menos esto. Yo paseo mucho por aquí y soy como un alma en pena...

 

¿Por qué? 
Porque echo mucho de menos la Ciudad Vieja.

 

¿Y cómo ve la zona en los últimos tiempos? 
La veo bien porque no ya hay coches. Antes, cuando yo era chaval, había coches hasta en las Bárbaras. ¿Qué sucede? Que no hay tiendas, no hay los servicios que había antes, pero yo la veo bien. A mí me gusta cómo está.

 

¿Siempre se ha movido por Ciudad Vieja y Panaderas? 
Viví un tiempo, cuatro años, en Ramón del Cueto y dos años en Ángel Rebollo, pero luego ya me cambié para Panaderas y llevo viviendo ahí desde el año 96.

 

¿Cómo acaba en la hostelería? 
Yo no me iba a dedicar a esto. Era el delegado de una fábrica de puertas,  mi mejor cliente era Manolo Jove, el de Fadesa, y lo dejé todo por una circunstancia personal. Nunca pensé que acabaría en un bar. Cuando vivía en esa buhardilla [señala hacia la calle Cortaduría], trabajaba en la Cava de la Poesía y luego en el Porlier con Manolo Pastur. Curiosamente, cuando abrí el Dublín, a la semana siguiente, entró un amigo y me dijo: “Por fin acabaste en lo que siempre te gustó”.

 

¿Cuál es su rincón preferido? 
La plazuela de las Bárbaras.

 

¿Por eso hemos hecho ahí la foto de esta entrevista? 
Sí, por todos los recuerdos de infancia. De hecho, cuando palme, quiero que me incineren y que me echen ahí.

 

Igual hay problemas con las autoridades sanitarias... 
A mí me es igual, el que venga detrás que me eche (risas).

 

¿Sabe qué autobús tiene que coger para ir a su casa? 
No sé ni lo que vale el bus, voy siempre a pie a todas partes. Cuando voy a ver a mi madre, que vive en las Pajaritas, voy y vuelvo andando. Menos de 15 kilómetros al día no hago nunca.  

 

Llueva, truene o haga sol.
Bueno, si llueve mucho no, pero suelo salir a pasear igual, no tengo problema con eso.

 

Y, cuando está fuera de A Coruña, ¿qué es lo que echa de menos? 
El olor a mar. A veces llego a donde trabajo, pocas veces, y hay un olor a salitre impresionante, dependiendo del viento y de la marea baja. Eso es para mí fundamental. Recuerdo venir por Linares Rivas y ese olor a mar, ¿sabes? Eso es muy particular de aquí.

 

Echa más de menos el olor que el propio mar, incluso.  
Sí, porque el mar lo tengo muy cerca. Me gusta mucho pasear junto al mar cuando voy por los menhires, que me parece muy bonita esa zona, es un sitio muy especial.

 

Cuando viene alguien de fuera, ¿a dónde lo lleva? 
A las Bárbaras.

 

Por supuesto. ¿Y a algún sitio más? 
Por la zona esa de los menhires y también a pasear por la Ciudad Vieja. Pero yo al monte de San Pedro no llevo a nadie. Y a la playa de Riazor y a la playa del Orzán, tampoco. A lo mejor los llevo a la cervecería de Cuatro Caminos (risas).

 

¿Qué es lo más coruñés que ha hecho, qué le define como tal? 
Celebrar la fiesta de San Juan. Porque me recuerda cuando era chaval en las Bárbaras. El difunto Abuín traía un comediscos, la gente venía con su tartera... Ese es el mayor recuerdo coruñés que tengo yo de cuando era chaval y por eso sigo montándolo todos los años.

 

¿De qué presume cuando habla de su ciudad? 
Yo creo que somos gente abierta y gente amable.

 

¿Y un defecto? 
Que somos muy cotillas. Nos preocupamos demasiado por la vida de los demás.

 

Eso en un periodista puede incluso ser una virtud.  
Bueno, pero en los demás casos no. Yo no me suelo preocupar por la vida de los demás pero la gente es muy curiosa.

 

Si pudiera coger una máquina del tiempo, ¿a qué momento de  A Coruña viajaría? 
A esta.

 

¿Es la mejor época? 
Bueno, yo nunca miro hacia atrás, siempre miro hacia adelante. Lo de atrás, pasado está. A mí me gusta esta época y es la que me tocó. 

 

Preguntas cascarilleiras

Si tuviera que elegir solo unos, ¿churros de Bonilla o del Timón?
De Bonilla. Llevo 25 años comprando churros de Bonilla.

 

¿Jardines de Méndez Núñez o monte de San Pedro?
Jardín de San Carlos. Siempre me pareció un sitio maravilloso. Ahí montamos una vez la verbena romántica, con Paco de la Cava y Julito de la Cava. Es un sitio muy especial.

 

Para tomar algo con los amigos, ¿calle de la Estrella o de la Barrera?
La calle de Troncoso, que era el bar que tenían mis suegros, que era una calle en la que solo se vendía cigales y paraba todo el Deportivo Ciudad.

 

¿Suele beber agua de Emalcsa o la consume embotellada?
Del grifo. En los bares, claro... Normalmente, en mi casa, agua del grifo.

 

¿Prefiere la playa de Riazor o la playa del Orzán?
El dique de Abrigo. Ese era para nosotros nuestro jardín. Ahí es donde aprendimos casi todos los del barrio a nadar.

 

Entiendo que por la parte de dentro...
En la parte donde estaba la Cruz Roja. Y luego íbamos andando por fuera, por donde estaban las piedras, a buscar una cueva que le llamaban la cueva de los nazis.

 

Iba a preguntar si se mueve por la ciudad andando o motorizada pero, con lo ya contestado, ni siquiera sé si tendrá coche. 
Tengo pero no lo uso. Solo cuando voy fuera pero, si no, voy andando a todas partes.

 

¿Es más de helados tradicionales, como los de la Colón o la Ibi o de sabores más modernos?
De la Colón, de limón y tutifruti, solamente me tomo ese.

 

¿Verbena o concierto?
Verbena.

 

Hubiera jurado que diría concierto. 
No, no, yo soy de las verbenas de la ciudad. Y, además, cuando montamos el San Juan, siempre tenemos una verbena, desde hace veintipico años, por lo menos. Yo, de verbena.

 

¿En cuestión de fiestas, prefiere Carnaval o es más de San Juan?
San Juan. Por todos los recuerdos que me trae cuando lo organizábamos en las Bárbaras. Para mí es algo especial, por eso lo empezamos a montar, porque me trae muchos recuerdos de aquí, de donde viví muchos años.

 

¿Dice más a menudo chorbo o neno?
Neno, porque mi madre se llama Nena. En realidad, se llama María del Carmen, pero nadie la conoce como María del Carmen, así que todo el mundo la llama Nena. Así que yo digo mucho Nena. No me queda otra. 

 

 

Lito Zas | “Cuando palme, quiero que me incineren y me echen en las Bárbaras”

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