En los últimos coletazos del siglo XX y los albores del XXI A Coruña era una ciudad acostumbrada a disfrutar de la magia. Eso sí, casi siempre con un balón de por medio y sobre una alfombra verde. Los protagonistas habituales ni llevaba ni esmoquin ni chistera y respondían a nombres tan corrientes como Diego, Roy o, en el más exótico de los casos, Djalma.  Sin embargo, una maravillosa y posiblemente irrepetible alineación de los astros (no los del fútbol) quiso que en la gira mundial más exitosa de su trayectoria, el ilusionista David Copperfield pudiese contemplar con sus propios ojos uno de los mayores hitos en la historia del fútbol español: la Liga del Dépor. 

A pesar de que entonces se codeaba con los grandes, en la previsión de los promotores no cabía la posibilidad de que aquel fin de semana el cuadro blanquiazul se jugase la Liga. Eligieron el 19 y 20 de mayo del 2000 como las únicas fechas españolas del espectáculo ‘El viaje de tu vida’. El llenazo no sorprendió a nadie y 6.000 espectadores lo disfrutaron cada noche, a pesar del precio de las entradas (entre 4.000 y 15.000 pesetas o 24 a 90 euros de ahora) y de que de puertas afuera la ciudad estaba de fiesta. Copperfield fue testigo del estado de éxtasis de A Coruña, y quizás por eso para la segunda noche quiso tener a uno de los reyes de la fiesta: el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro.

El número 

El de Corcubión fue una de las casi 20 personas a las que el exmarido de Claudia Schiffer reclutó para el gran número de la noche: una desaparición masiva como las que le hicieron famoso en la televisión de los 90. Había dado puerta a un avión y cruzado la muralla china, pero no a un Augusto César Lendoiro pletórico tras colarse en la historia del fútbol español. Quizás por eso le pidió una camiseta del Depor y le dijo: “¿Puedo tener tu autógrafo, por favor?”. Poco después, el presidente se esfumó por unos minutos, antes de regresar al escenario. 

A posteriori, el mago de la Liga no tuvo reparos en ‘spoilear’ el truco (entonces no se usaba esa expresión). “Se produce un ruido extraño y te encuentras atontado en la parte de camerinos”, explicó. En otras declaraciones en ‘pequeño comité’ fue más explícito con la ingeniería de la magia.