Un juicio simulado en la UDC, pero con todas las de la ley

Un juicio simulado en la UDC, pero con todas las de la ley
Juicio simulado en la UDC/ Quintana

Dice la sabiduría popular que siempre es mejor un mal acuerdo que un buen juicio. Y es posible que esa expresión sea cierta en la mayor parte de los casos, pues a casi nadie le compensa pasar por la tensión y avatares que conllevan un proceso judicial. A más de uno, solo evitar el mal trago de acudir a una sala de juicios y contestar a preguntas realizadas por juristas en tono solemne le parece un buen motivo para renunciar a parte de sus pretensiones. 


Sin embargo, para los profesionales o estudiantes de Derecho, un juicio suele ser una opción bastante más atractiva. Y por eso, actividades como la que ayer tenia lugar en la facultad de Derecho de la Universidad de A Coruña, que consistía en unos juicios simulados, resultan un éxito. Se trataba de la primera de las tres jornadas de un curso organizado por la Fundación Inade-UDC, que continúan hoy y mañana, y en las que se celebran juicios simulados basados en casos reales, que los alumnos o cualquier persona interesada pueden seguir por streaming.


“Los estudiantes asisten a estas sesiones como parte de la materia. Para los alumnos estos juicios son una clase más, pero es una actividad muy interesante para muchas personas como abogados o expertos en seguros, que también asisten”, explica Fernando Peña López, director de cátedra de la Fundación Inade. “Aquí vienen profesionales del Derecho y jueces reales. Aunque esto no deja de ser en el fondo un juego, pretendemos, dentro de lo posible en tres horas, hacer sentir a la gente que está en un juicio real, para que puedan saborear y vivir esta experiencia”, añade.


Lo cierto es que cualquier persona que ayer estuviese presente en la sala de vistas de la facultad de Derecho, y no supiese que se trataba de una simulación, lo tendría complicado para adivinar que no era un juicio real. La sala se llenó de la solemnidad que siempre aporta un juicio, y todos los protagonistas actuaron con la misma profesionalidad y rigor que si estuviesen en un juzgado y no en una facultad. Además, iban ataviados con las togas pertinentes, lo que confirmaba que, simulado o no, ellos estaban en un juicio a todos los efectos.


“Obviamente, hay algunas limitaciones. No podemos traer toda la parte de la prueba de los hechos. Partimos de que los hechos probados son los que son, y a partir de ahí, cada parte defiende a su cliente como en cualquier pleito y finalmente el juez se encarga de dictar sentencia”, señala Peña López.


De todos modos, como se trata de una actividad didáctica, en algunas partes del proceso se daba voz a los estudiantes, que ya sea de forma presencial o telemática, podían preguntar todas sus dudas a los profesionales del Derecho. “Entran muchas preguntas, y se ha conectado gente de muchas partes de España. Estamos muy satisfechos”, admite.


Ayer, Natalia Álvarez Lata, catedrática de derecho civil de la UDC (parte demandante), acusaba a una empresa energética de daños en una finca rústica como consecuencia de la instalación de aerogeneradores. La energética fue defendida por la catedrática de Derecho Civil de la Universidad de León, Helena Díez García.Al final de la sesión, el magistrado titular del juzgado de Primera Instancia número 4 de A Coruña, Luis Pérez Merino, dictó sentencia. Pero lo importante era aprender, y el fallo, por muy acertado que fuese, era lo de menos. 

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