El jardín de San Carlos ya está abierto al público

El jardín de San Carlos ya está abierto al público. La alcaldesa, Inés Rey, reinauguró ayer la que es el último olmedal histórico de España (debido a la plaga de la grafiosis) después de meses por los que pasó por una recuperación integral realizada de forma manual y utilizando  solo la tierra del propio jardín. 
 

El trazado original, dividido en ocho parterres dedicados cada uno a una zona del mundo. También se mejoró la composición botánica por parte de un equipo interdisciplinar, se pavimentó con planta flexibles, se instalaron nuevos bancos y las características lanzas de hierro fueron restauradas y repintadas. Se instaló además de carteles explicando las mejoras realizadas, una escultura, del brigadier Francisco Mazarredo, creador del jardín, aunque todavía no se ha emplazado en su localización definitiva. 
 

Durante los trabajos, que han costado  250.000 euros, se detectó grafiosis en tres olmos centenarios, así que tuvieron que ser talados,  y todavía no han podido ser replantados nuevos ejemplares. En parte, porque hace demasiado calor y es más apropiado hacerlo durante los meses fríos, así que se hará en diciembre o a principios de enero.  “Hoxe abre as portas aos coruñeses e tamén a moitos que temos un recordo especial de este xardín”, declaró Rey.
 

Análisis 

Con la alcaldesa se encontraba la concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, a la que felicitó por el trabajo realizado por los técnicos de su área en el que es uno de los pocos olmedales de Europa que no ha sucumbido a la plaga de la grafiosis. Por otro lado, en cuanto a la caída de árboles que se ha registrado en las últimas semanas en distintos puntos de la ciudad, Fontán lo achacó en gran parte debido a la sequía, que ha castigado duramente. 
 

Existen varios factores. “E unha cuestión de peso, anos, e un verano climatolóxicamente adverso. Están escasos de auga e moi cargados de folla, e cando chove ou hai vento, ceden e cae”, explicó Fontán, que prometió en breve un análisis fitosanitario de cada uno de los árboles de la ciudad, para determinar cuántos ofrecen peligro de caerse.