Iñaki Martínez, escritor y político vasco, ha decidido que ya era hora de contar en su nuevo libro, ‘Manto de silencio’, la historia de Eduardo Moreno, alias Pertur, un líder de ETA que apostaba por la vía pacífica y que fue asesinado, sin que se sepa todavía exactamente quién fue. Martínez profundiza en un tema tabú hasta hace pocos años en Euskadi con la novela, que presentó ayer en la librería Nobel.
¿‘Manto de Silencio’ narra realidad o ficción?
Es mitad novela mitad crónica. Es una novela de ficción en tanto que la primera mitad narra una serie de tramas en Portugal y la Unión Soviética que a mí me sirven para contextualizar la época, ya que existían relaciones de ETA con otros grupos armados. Y la segunda parte es ya una crónica que se refiere a los episodios que ocurren dentro de la organización desde que en 1975 Pertur teoriza con la necesidad de construir un partido político, habida cuenta de que el franquismo estaba terminando y creía necesario dejar atrás la violencia. Es ahí donde comienzan las disputas, porque el sector de la oficina política que encabeza Pertur lo defiende y a ellos se opone el sector más radical, que triunfa.
¿Ha sido difícil documentarse para contar una historia así?
Cuando Pertur empieza a pensar en la creación del partido, teoriza que ese partido tendría que apoyarse en las organizaciones de estudiantes, de vecinos, de trabajadores... Yo era un estudiante por entonces y fui una de las personas en las que se sostuvo la idea de crear ese partido, hasta el punto de que fui miembro de la primera dirección política de Euskadiko Eskerra. Entonces he tenido muchas fuentes directas.
¿Por qué narrar su vida?
La idea la tenía desde hace muchísimo tiempo. Siempre me llamaba la atención que no se escribiese la historia de Pertur más allá de reportajes o artículos. Lo entendí hasta que ETA anunció que dejaba las armas en 2011, porque antes existía mucho miedo en Euskadi al escribir sobre esto. Pero luego pasó el tiempo y me di cuenta de que aún no se había hecho, así que me puse a ello.
“Casos acontecidos en la historia de la banda, como el de Pertur o el de los tres gallegos desaparecidos en 1973, fueron responsabilidad suya, y no mata decirlo
¿ETA es aún un tema tabú?
Es un tema que discuto mucho en los coloquios en Euskadi. Cuando ETA deja las armas, mucha gente pensó que había que pagar un precio por eso. Y el precio era el silencio sobre casos acontecidos en la historia de la banda como el de Pertur o el de los tres chicos gallegos desaparecidos en 1973, cuya responsabilidad fue claramente suya, y no mata decirlo.
¿Por qué no se sabe lo que sucedió en esos casos? ¿Es por miedo?
Sí, algo aún subsiste. Yo creo que los hechos son conocidos no solo por sus responsables, sino también por otras personas. De ahí el título. Pero eso empieza a cambiar, porque ha habido trabajos como el de ‘Patria’, de Fernando Aramburu, o ‘La Infiltrada’ que tienen mucho eco. Y sorprende que son de narradores jóvenes, escritores que no pasan de los 30, no vivieron eso de cerca y ya no tienen miedo a hablar de ETA.
¿Ha dado el tiempo la razón a la vía de Pertur?
Sí. Fue un adelantado a su tiempo. Era un hombre muy cultivado, siempre con libros. Él se jactaba de no haber tenido nunca una pistola en la mano, creía en la política. Tenía mucha convicción y mucho valor. Y está claro que lo mataron por ello.
¿Puede la ficción sanar esta clase de heridas históricas?
Sanar no sé. Pero sí puede ayudar a mantener su recuerdo. Su vida es muy simbólica: un líder de ETA que quiere dejar la lucha armada. Junto a las obras de otros escritores que te comentaba, narrar su vida forma parte de un proceso importante que acaba de empezar, y que dará muchos frutos.