Los grandes escándalos urbanísticos echaron el cierre durante este mandato

Los grandes escándalos urbanísticos echaron el cierre durante este mandato
El caso del edificio de Conde de Fenosa, en Fernando Macías / Quintana

Durante décadas, los escándalos urbanísticos han formado parte de la ciudad, de manera que todos los coruñeses han tenido tiempo de familiarizarse con sus nombres: el edificio de Conde de Fenosa, el caso ‘Relámpago’ de Someso, o el conflicto del Ofimático han sido algunos de los que más han copado las portadas durante muchos años pero ya han pasado de ser actualidad a ser historia. El concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, lo considera el fruto del diálogo del Gobierno local con la iniciativa privada: “Se ha dado carpetazo a la gran mayoría de los conflictos y eso es fruto de nuestra labor”.  


Esta misma semana, Díaz y la alcaldesa, Inés Rey, anunciaron que habían llegado a un acuerdo con las tres familias del margen derecho de Alfonso Molina, junto a San Vicente de Elviña, que estaban afectadas por el Parque Ofimático. Durante años habían protagonizado una protesta, pidiendo la desafectación. Finalmente consiguieron una reparcelación, de manera que podrán quedarse en sus casas pero seguirán siendo parte del polígono. “Fue el acuerdo más complicado y el más satisfactorio después de quince años de conflicto enconado”, comentó Díaz.
 

Judicializados   

Muchos de estos asuntos, que surgieron durante la larga etapa socialista en el Ayuntamiento, estaban judicializados desde hacía años y así se los encontró el equipo de Inés Rey cuando llegó a María Pita. Algunos ya se habían conseguido cerrar a principios de ese mismo año (2019) en el mandato anterior (el de la Marea), como ocurrió con el edificio Conde de Fenosa, en Fernando Macías, que había sido reformado de forma ilegal, pasando de ser un edificio de oficinas a otro de viviendas y ganando volumen, con el permiso municipal. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) homologó el acuerdo al que se llegó después del proceso de mediación en el que participaron el Gobierno municipal, los demandantes y la comunidad de propietarios del inmueble y puso fin a un litigio que comenzó con una demanda presentada en 1997. Así se evitó la demolición del inmueble, que habría afectado a 85 propietarios y el desembolso de una compensación millonaria de las arcas municipales. 
 

Otro caso grave fue el de Someso: entre 1989 y 1994, el Ayuntamiento expropió fincas privadas en la parroquia de San Vicente de Elviña para construir nuevos accesos a Pocomaco y el campo de fútbol de El Relámpago. Pero el campo nunca llegó a hacerse, y el Gobierno local, en vez de construir equipamientos públicos en ese suelo, permitió levantar viviendas. Los propietarios pleitearon pero en diciembre de 2021, el Consello Consultivo de Galicia   reconoció que el Ayuntamiento se había saltado a la ley, pero que no se podía revertir la situación porque sería lesivo para los nuevos propietarios. Los antiguos ya habían sido resarcidos con 40 millones de euros. 
 

Otros edificios no se han salvado: el Ayuntamiento anunció hace un año que demolerá de forma total el edificio situado en la avenida San Roque de Afuera número 13, un inmueble de siete plantas levantado en 2013.cuya construcción se ajusta al derecho. Ahora solo les queda aguardar a que la pala de la excavadora haga su trabajo. 
 

El Ayuntamiento también solucionó pagando el conflicto de las expropiaciones forzosas de Castro de Elviña. El Ayuntamiento, con Francisco Vázquez de alcalde, les había pagado 12 euros por metro cuadrado y el tribunal elevó la valoración a 50 euros. El caso comenzó en 2001, pero el TSXG no lo resolvió hasta 2019 los once fallos judiciales. Los pagos comenzaron en 2020, cuando el Gobierno local invirtió los 14,5 millones de euros del remanente en lo que el concejal de Hacienda, José Manuel Lage, calificó de “sangría”. 
 

También se desbloqueó el polígono de San Amaro. El concejal de Urbanismo recuerda que había una ordenanza prevista que hubo que cambiar, en planes posteriores, motivados por la presencia de la Torre de Hércules y una, “mayor sensibilidad” y eso es “el pan de cada día”. No fue fácil conseguir que los propietarios renunciaran a los derechos adquiridos pero se llegó a un acuerdo que la Xunta aprobó, por considerar que no tenía impacto ambiental, este mismo mes, despejando el camino para la aprobación definitiva. 
 

Pero Díaz prefiere hacer hincapié en el polígono de San Pedro de Visma, el mayor de la ciudad, que también se desbloqueó al aprobarse de forma inicial el proyecto y rechaza las críticas de otros partidos a este modelo urbanístico: “Desarrollar un ámbito es pensar en la ciudad y en la gente”. 

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