El Retrofuture Fest inicia mañana su cuarta edición, en la que amplía la programación a dos días (9 y 10) y en la que tomará un nuevo espacio, la Domus, que se suma a la Skyroom (Pelícano). The Hacker, UFO95, Antechamber, Spacer, Yngryd, Downwell o Perila son algunos de los protagonistas de este año. El alma máter de Retrofuture, Fernando Grobas, apunta como clave del proyecto al “crecimiento sostenible, sin volvernos locos”.
¿Qué destacaría de esta nueva edición del Retrofuture Fest?
Es la cuarta edición. Se venía realizando en las dos anteriores en la Fundación Luis Seoane y en la sala Skyroom, la primera fue en el Playa. Este año cambiamos de ubicación y, en vez de la Luis Seoane, lo hacemos en la Domus, en el espacio exterior del museo. Ampliamos programación, antes era un festival de un solo día, pero este año también incluimos un día en el auditorio de la Domus con música más enfocada al ‘ambient’ y a propuestas más experimentales.
Todo el proyecto de Retrofuture, además del festival, ha versado en traer a artistas inéditos o difíciles de ver en la ciudad, ¿es complicado hacer este tipo de apuestas en A Coruña?
La verdad que Retrofuture siempre intenta programar artistas complicados de ver en Galicia, en el norte de España y en Portugal. Sí que es una apuesta arriesgada artísticamente, pero en A Coruña y en Galicia hay demanda de ese tipo de música electrónica más underground de lo que se suele hacer en la ciudad.
De todos los artistas que ha podido traer, tanto al festival como al resto de fiestas de Retrofuture, ¿hay alguno que le haya hecho especial ilusión?
Varios. Hace poco estuvo Blawan y fue un show tremendo. También estuvo hace poco Laurent Garnier, en una colaboración con Pelícano y Wake Up. Jamás he programado a artistas que no me gusten musicalmente y siempre muy contento con cómo lo hacen los artistas que invitamos. Ahora viene The Hacker, el cabeza de cartel del festival, es la primera vez que actúa en Galicia. Tratamos de traer a artistas que son difíciles de ver por aquí, por nuestra tierra, por eso es una propuesta más arriesgada de lo que se suele hacer.
Hablaba de la incorporación de la Domus. Es una suerte contar con estos espacios con predisposición a abrir sus puertas a la música electrónica.
Sí, la verdad es que la dirección de los Museos Científicos siempre está abierta a este tipo de propuestas más arriesgadas y apoyan este tipo de iniciativas. Poder hacer un festival en la Domus le da un plus, por la ubicación. Estoy muy contento de poder hacerlo allí.
¿Cuál es el balance de estos cuatro años de festival?
Cada año vamos creciendo en afluencia de público. Este año era el momento de dar el paso de ampliar la programación un día más. Lo que pretendo con el festival es ir creciendo sosteniblemente, sin volverme loco y que el festival se vaya consolidando. Quizá el año que viene podamos contar otro espacio inédito en Coruña para poder realizarlo. Esa es un poco la idea, crecimiento sostenible, sin volvernos locos.
En su caso, va a cumplir en breves 30 años en las cabinas, ¿cómo ha cambiado la escena electrónica en A Coruña desde el 96 hasta ahora?
En 30 años ha cambiado muchísimo. Cuando empecé en el 96, era una música que no era muy mayoritaria en la noche. Empecé con Ino en el House Café, luego Telefunken... lo que notaba era que había más clubs pequeñitos, con licencia de pub. Ahora veo salas más grandes, las propuestas en espacios grandes están mejor que hace 30 años. Se notó un boom muy grande después de la pandemia y la verdad es que la electrónica en Coruña está mejor que nunca. Hay varias promotoras haciendo las cosas muy bien, gente joven apostando por la electrónica y trayendo a artistas interesantes a Coruña. Creo que ahora hay más oferta que nunca en la ciudad, sin duda.