La falta de plazas para aparcar, la gran preocupación de los barrios de A Coruña

La falta de plazas para aparcar, la gran preocupación de los barrios de A Coruña
Coches aparcados en doble fila en el barrio de Matogrande | javier alborés

Las terrazas en la calzada, las humanizaciones de calles sin alternativas para estacionar y la instalación de las nuevas estaciones de BiciCoruña levantan ampollas en los barrios de la ciudad. Desde Monte Alto hasta Matogrande, pasando por Agra do Orzán, A Falperra, Oza, Cuatro Caminos, O Castrillón y Os Mallos, entre otros. Todos ellos expresan su malestar por la situación actual y los proyectos futuros que implican la reducción de sitios para aparcar.
 

“Perdimos cuatro plazas de párking por cambiar de ubicación la estación de bicicletas y solicitamos que seamos una zona de exclusión de terrazas”, dice el presidente de la entidad vecinal de Matogrande, Esteban Velasco, quien teme “que este invierno, cuando comience el colegio, va a ser un caos”. 
 

El portavoz de este distrito ha recalcado en muchas ocasiones que “tenemos cuatro o cinco calles principales, porque es un barrio pequeño, pero en estos pocos metros cuadrados albergamos un colegio, un centro de salud, dos residencias de ancianos y la Dirección Provincial de A Coruña del Instituto Nacional de Seguridad Social, por lo que realmente no hay sitio para los residentes para poder aparcar”.
 

Las nuevas bicicletas también generaron ruido en Monte Alto. Como recuerda el presidente de la asociación, Xosé Vázquez, y denunció en su momento el portavoz de la FUCC, José Luis Boado, el nuevo estacionamiento de BiciCoruña situado “sin previo aviso” en el número 58 de la calle de la Torre, además de reducir espacio, también supone un riesgo para los usuarios.
 

Las terrazas de los establecimientos de hostelería se erigen como otro de los principales motivos de queja en el Agra do Orzán. Isabel Fouz, la presidenta vecinal, considera que se está “abusando” de esta medida, que comenzó para paliar la crisis del sector por la pandemia. “El problema son las terrazas. La propia calle del Agra y Fuente Álamo, por ejemplo, tienen muchas plazas retenidas por las terrazas y, si normalmente ya hay problemas para aparcar, con esto solo han ido a más”, explica.
 

A Falperra arrastra esta preocupación desde hace años. La gran demanda para estacionar en las calles de esta zona no cuenta con una oferta a su nivel, por lo que el precio de los garajes está disparado y, ahora, ni siquiera quedan muchos disponibles. 
 

“Están carísimos. En la calle de Inés de Castro su valor asciende hasta los 60.000 euros, es una burrada. Además, si quieres comprar una plaza, casi no hay. Es un problema acuciante y grave”, reconoce Jaime Suárez, portavoz de los residentes. Este, al igual que la Asociación de Comerciantes de Castrillón, Eirís y Monelos (Acocem), insta por construir aparcamientos disuasorios cercanos para dar respuesta a una problemática acuciante. 
 

Mientras que hay barrios que apuestan por seguir la senda marcada por el Ayuntamiento, como O Ventorrillo, algunas de las actuaciones anunciadas recientemente por el Ejecutivo municipal despertaron gran rechazo en las áreas afectadas.

 

Actuaciones

En Os Mallos, la peatonalización de la calle de Ramón Cabanillas conlleva la eliminación de casi cincuenta estacionamientos, pero según la alcaldesa, Inés Rey, “siempre que se eliminan plazas de residentes, son reubicadas”.  
 

Esto último es lo que ha despertado la tensión entre las plataformas vecinales del distrito, y es que la Junta de Gobierno local aprobó en julio la construcción de un parking con 203 plazas cerca del parque de Adolfo Suárez y la residencia de Padre Rubinos, con la previsión de que sirva como solución ante la pérdida de la calle de Os Mallos. “Es impensable. No entendemos por qué hay esta animadversión hacia el barrio y nos gustaría que nos explicasen por qué mienten”, exponen desde la plataforma Os Mallos Unidos.
 

No muy lejos, en Cuatro Caminos, la regidora anunció este mes que se acababa de aprobar el proyecto de urbanización de la calle de Fernández Latorre, entre la plaza de Cuatro Caminos y la glorieta de Ramón y Cajal. Son treinta aparcamientos, a los que hay que añadir los de Benito Blanco Rajoy, que desaparecerán con la segunda fase de la peatonalización de Alcalde Marchesi. 
 

En Oza-A Gaiteira, muy próximo a las calles afectadas, temen que el problema de falta de estacionamiento empeore. Pese a haber ganado 39 plazas en las calles de Posse y la Merced, “siguen siendo insuficientes”. 

 

Por ello, Paulo Sexto, portavoz vecinal, pide que los solares vacíos de este entorno se conviertan en aparcamientos temporales. “Se podría hablar con los propietarios y, mientras no urbanicen, conseguir que se cedan”.

 

Comercio

En el centro, el comercio protestó cuando se peatonalizó Rúa Nueva, y ahora se sabe que la reforma de San Agustín concluirá sin solución para el aparcamiento. Todo esto provoca que las peticiones de crear espacios de estacionamiento disuasorios aumenten. 
 

La FUCC continúa fuera de la Mesa de Movilidad tras realizar una radiografía de este ámbito, que no tuvo respuesta por parte del Ejecutivo. Eso sí, pese a la tensión que genera este aspecto en los barrios, dejan claro que no están en contra de peatonalizar, solo que desean alternativas.

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