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miércoles | 1 mayo | 2024
Desde que la plaga del picudo rojo hizo acto de presencia en la ciudad, devorando las palmeras que la adornan, una tras otra, se temió que acabase afectando al palmeral de los jardines de Méndez Núñez, el más emblemático de la ciudad y uno de los pocos que quedan en pie en Galicia. Por eso el Ayuntamiento tomó medidas extraordinarias para protegerlo pero fuentes del Grupo Naturalista Hábitat afirman que está infectada. Un experto independiente coincide con el diagnóstico. Sin embargo, el Ayuntamiento niega haber encontrado la plaga en el último examen.
En efecto, se puede observar como por lo menos uno de los árboles, de varios metros de alto, presenta “señales evidentes” de estar afectado por el escarabajo asiático. “Se puede ver por la copa. Las hojas de arriba están caídas, mientras que las de sus compañeras están levantadas”, comenta el experto. Es un signo inequívoco de que el escarabajo asiático ha comenzado a devorar la planta.
Pero los naturalistas no tienen dudas: las palmeras de Méndez Núñez están amenazadas y han comenzado a secarse. Es verdad, señalan, que solo hace unas semanas que se aplicó un nuevo tratamiento químico a los árboles y que hace años que se instalaron detectores para captar cualquier sonido que indicara que el picudo rojo taladra la madera. Sin embargo, desde Hábitat dudan de que algunos de estos detectores estén funcionando a día de hoy.
La aparición del coleóptero en Méndez Núñez, por muy indeseada que sea, no es inesperada. En los últimos años no han dejado de talarse palmeras en varios puntos de la ciudad, algunos en localizaciones muy cercanas al palmeral, como dos ejemplares en la avenida del Puerto, frente a Aduanas. Entre octubre y noviembre fueron más de veinte palmeras las que se perdieron. Fuentes municipales aseguran que, si hace siete años había 900 ejemplares públicos, ahora hay un 10% menos. En el lado positivo, eso quiere decir que el 90% de las palmeras resisten. Los datos aportados excluyen las que se encuentran en propiedades y jardines privados.
Pero ninguna es tan emblemática como el palmeral de Méndez Núñez, que muchos consideraban que estaba condenado en cuanto el picudo rojo arraigó en la ciudad. Hay que tener en cuenta que el coleóptero llegó a la Península en 1997 a través de la importación de palmeras de Egipto que procedían de Asia. En 2015 entró en Galicia procedente de Portugal y en 2017 o 2018, ya se encontraba en A Coruña, siguiendo un avance imparable. “Prefiere las palmeras macho pero una vez acabe con ellas, se comerá las hembras”, advierten desde el Grupo Hábitat. Expertos consultados señalan que “los bichos son muy caprichosos, se puede ver una palmera muerta y al lado, dos sanas”. Pero todo el mundo coincide en que la situación es grave.
Hábitat señala que hay ejemplares afectados junto al edificio de La Terraza, mientras que otros expertos apuntan a que es peor el estado de la planta que se encuentra en la esquina del NH Atlántico con la sede de la Diputación. Quizá sea posible salvarlos, reconocen, aunque las posibilidades son escasas: “Somos realistas, nada más”.
Todo depende de si el insecto ha roído ya el núcleo de la palmera, lo que se denomina yema. Si es así, el árbol está condenado. Quizá todo el palmeral lo esté. Un nuevo golpe para la ciudad, que está perdiendo la también histórica olmeda del jardín de San Carlos donde otra plaga, la grafiosis, campa a sus anchas.
