Miedo, estigma o falta de tiempo son algunos de los motivos que llevan a los pacientes con diabetes al rechazo del uso de insulina para controlar los niveles de glucosa en sangre. Pero retrasar este tratamiento tiene importantes consecuencias en la enfermedad y es una tendencia que preocupa a los profesionales. Así lo pusieron este jueves de manifiesto en la cumbre científica de la diabetes que se celebra estos días en Palexco.
La insulina se receta, sobre todo, a pacientes con diabetes tipo 1, aunque también puede estar indicada para aquellos con tipo 2. De hecho, el presidente de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED), Antonio Pérez Pérez defendió que en este último caso es “un tratamiento muy importante y, cuando está indicado, debe iniciarse sin demora”. De esta forma, rechazó el cuestionamiento de su eficacia ante el desarrollo de nuevas clases de medicamentos para la tipo 2 y la obesidad.
Sin embargo, como puso de manifiesto doctora Alba Galdón Sanz-Pastor, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón, existen barreras por parte de los pacientes a usar este tipo de medicación, entre ellos la falta de tiempo o el miedo a la inyección. “Un retraso injustificado en el empleo de la insulina supone una demora en el control glucémico, mayor riesgo de complicaciones micro y macrovasculares y peor calidad de vida”, lamentó.
En este horizonte están apareciendo nuevas formulaciones, como inyecciones de insulina semanales. “Es mucho más asumible para los pacientes y reduce la carga terapéutica”, afirmó Galdón, quien consideró “imprescindible escuchar al paciente".
El XXXVI Congreso Nacional continúa este viernes, última jornada de la cumbre, donde se abordará, entre otros temas, la priorización de pacientes para nuevos medicamentos contra la obesidad.