El día en el que se detuvieron todos los ascensores de A Coruña

En solo unas horas rescataron a unas 90 personas
El día en el que se detuvieron todos los ascensores de A Coruña
Bombero ayuda a una mujer atrapada / CEDIDA

A primera vista, en un día soleado, era difícil darse cuenta de lo que había ocurrido. A fin de cuentas, el sol no se había apagado. Sin embargo, a medida que la gente salía al exterior móvil en mano y que los coches se ralentizaban ante semáforos apagados, todos parecieron darse cuenta de que no solo afectaba a su edificio ni a su calle, ni siquiera a la ciudad, sino a toda España. Era un gran apagón, el mayor que habían vivido. En solo unos minutos, lo que prometía ser un lunes tranquilo ha devenido en caos. Desde la una menos veinte de la tarde se han acumulado casi 20 casos de personas atrapadas en ascensores. Gente que iba y venía para realizar sus quehaceres y a las que el apagón sorprendió entre un piso y otro. En total, cerca de 90 personas fueron rescatadas.
 

 

Ascensores
 

 

Los Bomberos no daban abasto, y se suspendieron los permisos. Hay que ir a todas partes: la avenida de Arteixo, Emilio González López, a Padre Sarmiento, a Novoa santos, a la calle Real. Alguna gente tuvo que esperar dos horas o más para ser liberada, en la oscuridad, atrapados como pájaros en una jaula, muchas veces sin el contacto telefónico, dado que la falta de energía había afectado a las comunicaciones.

 

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El tiempo en el que los Bomberos conseguir la apertura variaban según el caso, pero siempre parecían horas para los afectados. “Mi mujer está al borde de la histeria. Llea allí desde los 12.38 horas. Se encuentra con muchos nervios”, explicaba un señor a los Bomberos que acababan de llegar al número 8 de la calle Médico Rodríguez. Después de examinar el cuadro eléctrico, subieron hasta el cuarto piso.
 

A través de la puerta metálica, un bombero tranquilizaba con la mujer, y le prometía que no moverían el ascensor. “Estas puertas están en tensión, solo vamos a buscar el mecanismo para abrirlo. No se preocupe, que de aquí, usted, sale”, le dijo el bomberos. Minutos después, las puertas se abrían a mitad de la planta, y la mujer salía hecha un mar de lágrimas. Después de hora y media de espera, se acuclilló en un rincón mientras su esposo trataba de consolarla.
 

 

 

Con mucha más flema se lo tomó un nonagenario atrapado en el séptimo piso del número once de la avenida de Buenos Aires. Se dirigía al cuarto piso pero quedó atrapado a mitad de camino, cuando abrió la puerta el hombre con un casco y una linterna que le deslumbraba, le saludó con desenvoltura. “Yo venía de la compra, me pilló en el primero, creo, pero no sabía muy bien donde estaba”, confesó, al tiempo que explicaba su tranquilidad: “Yo he pasado muchísimas emergencias porque he trabajado 30 años en una industria muy complicada. No me alarmé para nada”, aseguró el nonagenario, dispuesto a seguir con su rutina como si nada hubiera pasado. Con él tenía la bolsa de la compra, pero no se dio mucha prisa en meter el contenido en una nevera en la que, como todas las de A Coruña, el contenido había empezado a calentarse.

 

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Bombero con el nonagenario rescatado / Patricia G. Fraga

 

Equipos electrógenos 

No todas las intervenciones de los servicios de emergencia estuvieron relacionadas con la apertura de puertas de ascensores. También surgieron varias falsas alarmas, sobre todo a medida que la los equipos electrógenos de aquellos afortunados que disponían de uno entraban en funcionamiento. El ruido y la humareda del motor en arrancar provocó que algunas viandantes creyeran que estaba teniendo lugar un incendio. 
 

Ese fue el caso del Palacio de la Ópera, a donde acudieron los Bomberos con dos camiones en una de sus primeras intervenciones del día. Les llevó apenas unos minutos darse cuenta de lo que había ocurrido y volver a montar en sus vehículos, rumbo a otra emergencia. Ayer, les necesitaban en todas partes. Los permisos quedaron anulados y pronto, todos los Bomberos del parque de A Grela recorrían la ciudad en pequeños equipos, tratando de atender todas las llamadas que estaban sobrecargando la centralita. 
A las cuatro de la tarde, el número de emergencias que habían atendido ya sumaban 45.  Las últimas, en la calle Manuel Azaña, la plaza Ocho de Marzo o la avenida de linares Rivas. Es cierto que tuvieron que asistir a varias personas, pero ninguna grave, Sin embargo, la carga de trabajo era muy alta, como los peores temporales de invierno, cuando las incidencias en fachadas y árboles caídos obligan a trabajar de firme durante las 24 horas del turno. 
 

Pero no acabó ahí la labor de los servicios de emergencia. Tanto la Policía nacional, como Protección Civil,n además de los Bomberos tuvieron que ayudar a algunos jubilados a subir a sus casas por las escaleras, dado que muchos tenían dificultades de movilidad y eran incapaces de regresar a sus hogares por sus propios medios. EL 091 recibió hasta 45 llamadas de servicios humanitarios, muchas de ellas de gente en sillas de ruedas o impedidas de alguna manera para volver a sus domicilios.  Había niños y mayores perdidos a los que buscar. 
 

Algunas de estas emergencias domésticas a las que tuvieron que atender eran médicas, puesto que había personas encamadas cuyos sistemas de apoyo habían dejado de funcionar al cortarse la electricidad y tuvieron que ser trasladados por el 061 al Hospital, que seguía funcionando gracias a los equipos electrógenos. En esto también fueron necesarios los Bomberos, puesto que los sanitarios no podían bajar por si solos por las escaleras oscuras a los convalecientes. 

 

Cuando por fin regresó el fluido eléctrico, de madrugada, tuvieron que atender varios conatos de incendios: el problema era que el apagón había sorprendido a muchas personas haciendo la comida, y dejaron las ollas en los fogones. Cuando la energía volvió, comenzó a quemarse la comida. Esto  comenzó a ocurrir a partir de las dos y media de la madrugada. 

 

Primero fue en la calle Camelias, luego en Agra de Bragua, donde un fuego en una campana extractora provocó una inundacción en el piso, cuyo ocupante fue atendido por inhalación de humo. Después en el Paseo de los Puentes, la calle Orzán, ronda de Nelle y, finalmente, avenida de Linares Rivas, poco antes de las ocho de la tarde. 

 

 

El día en el que se detuvieron todos los ascensores de A Coruña

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