Crecen las llamadas a las empresas de desokupación en A Coruña tras la huelga judicial

Crecen las llamadas a las empresas de desokupación en A Coruña tras la huelga judicial
Miembros de la empresa Dio Express, durante el desalojo de un edificio propiedad de la Cocina Económica, en septiembre del año pasado | Pedro Puig

En la actual campaña a las municipales, se ha tocado el tema de la okupación y las posturas se dividen entre aquellos que consideran que es un problema real y los que consideran que se está exagerando. Uno de los aspectos más polémicos de este fenómeno son las empresas de seguridad que se encargan de expulsar a los okupas. Existen dos con sedes en A Coruña: Desocupa Galicia y Dio Express, que no han dejado de crecer en el último año. La reciente huelga de secretarios judiciales, que ha paralizado la administración de Justicia, ha provocado que se incremente el número de interesados en contratar sus servicios. Solo Dio Express recibe unas cincuenta llamadas diarias. Desocupa considera que ha crecido entre un 30% y un 40%, recibiendo diez llamadas a la semana.


El gerente de Dio Express, Francisco Fernández, reconoce que la mayoría de estas llamadas no acaban en contratos: “La mayor parte de la gente llama solo para informarse”. Según él, la razón por la que la mayor parte de los interesados no acaban por decidirse es por el precio: desocupar una vivienda es relativamente caro, unos 3.000 euros, aunque puede llegar a 5.000 dependiendo de las circunstancias. 


Desde Desocupa Galicia señalan que hace tres meses se produjo un “efecto rebote”, con la huelga de secretarios judiciales que duró nada menos que dos meses y que paralizó los lanzamientos. Esperan que se intensifique con la nueva ley de vivienda que refuerza las garantías de los ocupantes a la hora del desalojo (aunque hay que señalar que es competencia de cada autonomía decidir si se aplica), y la posible huelga de jueces, que también exigen una mejora en sus condiciones laborales, aunque están negociando con el Gobierno un acuerdo.


“La gente coge miedo –añaden desde esta empresa–. Meterte judicialmente te puede llevar dos o tres años, y todas estas noticias van en cadena”. Sin embargo, aunque reconocen que no siempre los interesados acaban contratando sus servicios, aseguran que la mayoría se suele decidir. “Lo que ocurre es que quieren esperar, buscar una conciliación”. 


La factura depende, sobre todo, del tipo de vivienda, de manera que si esta tiene muy poco valor de mercado, el propietario puede decidir dilatar el asunto, con la esperanza de que los okupas se vayan sobre todo si carecen de luz o agua, antes de invertir miles de euros en un proceso de desocupación. Por otro lado, contratar a una de estas empresas es mucho más rápido que el proceso judicial. “Tarde, mal y arrastras”, lo resume Desocupa Galicia.


Okupas y morosos

No todos los casos son iguales. Los que más inseguridad generan son, sin duda, los de ocupaciones de viejos inmuebles abandonados, porque normalmente los que lo llevan a cabo son individuos marginados: inmigrantes irregulares o toxicómanos que se instalan en el lugar y que empiezan a generar problemas en el vecindario. Sin embargo, estos casos son una minoría: las empresas de desocupación se preocupan sobre todo de inquilinos morosos o de alquileres en precario. Es decir, gente que subarrienda de forma ilegal a otras personas que se convierten en okupas. 


Se trate de un problema grave o de un fenómeno insignificante desde el punto de vista estadístico, el caso es que las empresas de desocupación han prosperado durante el año pasado, lo que parece indicar que existe una demanda de sus servicios que se consolida en el tiempo. Incluso instituciones tan respetadas como la Cocina Económica han llegado a recurrir a ellos cuando no quedaba otra salida. 

Crecen las llamadas a las empresas de desokupación en A Coruña tras la huelga judicial

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