Para algunos, Canuto Berea no es más que una calle, bastante estrecha y oscura, que lleva desde la calle Real hasta la calle Galera y con la que hacer bromas debido al nombre del personaje, que vivió en A Coruña entre 1836 y 1891. En realidad, ese callejón se llama así desde 1971 porque precisamente en esa esquina tenía su tienda de música, la primera de Galicia, la persona a la que se rinde homenaje en la plaquita azul.
Lola Gaos, un personaje bastante más reciente, fue una gran actriz española, nacida en Valencia en 1921 y fallecida en Madrid en 1993. Fue una de esas secundarias imprescindibles en el cine español, con papeles memorables en ‘Viridiana’ o ‘Tristana’, de Luis Buñuel; en ‘Furtivos’, de José Luis Borau, o en ‘Mi querida señorita’, de Jaime de Armiñán.
El nexo entre estas dos figuras de las artes escénicas, aparentemente sin ninguna conexión, es el poeta y catedrático de lengua y literatura Alejandro Gaos González-Pola, una figura mucho menos conocida pero clave para esta historia. Alejandro Gaos nació en Valencia, en 1907. Su padre, José Gaos Berea, sí que nació en A Coruña y era sobrino por parte de madre del célebre músico Canuto Berea. Alejandro Gaos hijo era, al mismo tiempo, hermano de la famosa actriz.
Alejandro Gaos González-Pola era un prestigioso intelectual y escritor, conocido poeta que tras la Guerra Civil sufrió las represalias por sus sólidas convicciones republicanas, que le llevaron a alistarse de forma voluntaria, aunque no llegó a intervenir directamente en el combate, y por ser un reconocido seguidor de Manuel Azaña.
El octavo número de la revista ‘Volvoreta’, editada por la Fundación Wenceslao Fernández Flórez, dedica un artículo, firmado por José Luis Castro de Paz, a la figura de este poeta y su participación en la elaboración de algunos guiones de películas de los años cincuenta.
Explica Castro de Paz en su texto que, tras ser detenido por un juzgado militar, fue condenado a muerte en 1939 pero gracias a los 23 avales que presenta, entre ellos el del rector de la Universidad de Valencia, la pena es conmutada por prisión atenuada y consigue la libertad definitiva en 1941. Desde entonces, como apunta Manuel Aznar Soler, será el “ejemplo perfecto de insiliado en la España franquista”, un exiliado en su propia tierra. Regresa a la enseñanza pero su visión del mundo y, sobre todo, su poesía, llena de una profunda angustia existencial, quedarán marcadas por estas experiencias.
No es esta la única conexión coruñesa de Alejandro Gaos, al margen de su árbol genealógico y sus ilustres antepasados en la ciudad. El profesor también cultivó una profunda amistad con Wenceslao Fernández Flórez. En su relación, además de amigos comunes y la colaboración de ambos en el diario ABC, apunta el historiador cinematográfico, quizás tuviera algo que ver el hecho de que el padre de Alejandro Gaos también hubiese nacido en A Coruña, como el escritor.
En los años 1953 y 1954, tal y como refiere Castro de Paz en ‘Volvoreta’, escriben conjuntamente el argumento y los diálogos de una película que dirigiría al año siguiente Rafael J. Salvia y cuyo título inicial era ‘Un hada en la ciudad’ aunque acabaría siendo ‘Rapto en la ciudad’ cuando se estrenó, en 1960.
El interés por los guiones y las películas de Gaos, que llegó a fundar una productora con su mujer, era algo que también existía en su familia y su hermana Lola se convertiría, cerrando el círculo, en una de las actrices más importantes de la historia del cine español.