Casi 10.000 edificios de más de 50 años tienen que revisarse antes de mayo

Una vez uno se convierte en propietario de algo, también es responsable de eso, lo que significa que tiene que ocuparse de su mantenimiento. En algunos casos, como los coches, los coruñeses lo tienen interiorizado. A fin de cuentas, no se puede circular sin pasar la ITV. En el caso de los edificios, no tanto. Sin embargo, los inmuebles también tienen que pasar su propia revisión: el Informe de Evaluación de Edificios (IEE). Esta es obligatoria para los edificios de más de 50 años, de los que hay cerca de 10.000 en la ciudad, según fuentes municipales. 

Algunos ya la han pasado, pero quedan muchos otros pendientes de ello, y el plazo expira en mayo del próximo año. Desde 2021, y hasta junio, la Concejalía de Urbanismo ha requerido a 991 inmuebles que pasen la IEE. Están obligados los edificios de uso residencial con una antigüedad de más de 50 anos, conforme al Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), así como los de uso no residencial que también tengan más de medio siglo, excepto aquellos localizados en los polígonos comerciales. 
 

También tienen que pasar la IEE los edificios catalogados, independientemente de su antigüedad y uso. Y para despejar las dudas que inevitablemente surgirán, Urbanismo ha organizado una jornada para técnicos en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG). Se celebrará en su sede del número 64 de la calle de Federico Tapia, de 16.30 a 20.00 horas, el lunes.
 

Concienciación 

La presidenta de la delegación coruñesa del COAG, Ruth Varela, comentó ayer que todavía queda mucho camino por delante para concienciar a la gente de la necesidad de llevar al día los arreglos del edificio. “El problema es que hay una cultura de mantenimiento. Todo el mundo tiene los papeles de su coche, pero casi todo el mundo ha perdido los papeles de su casa”. En este caso, el llamado libro del edificio. 
 

“También tiene que ver con la mala construcción, y con el precio de los edificios”, añade. Cuando se compra una vivienda, se tiene la idea de que va a durar cientos de años, pero para prolongar su ida útil tiene que invertir en mantenimiento: “Pero cuando se tiene que pagar la hipoteca, y a los doce años se comienzan las reformas y, además, hay que ponerse de acuerdo con la comunidad, es más difícil”.