Las carreras post botellón encuentran freno en el Coliseum de A Coruña

Las carreras post botellón encuentran freno en el Coliseum de A Coruña
Un viandante cruza entre Carrefour y el Coliseum | Javier Alborés

Si existe un paso de peatones con especial densidad de tráfico humano ese es el une el Carrefour de Alfonso Molina y el Coliseum, ya que al reclamo que supone el centro comercial hay que añadirle las miles de personas que prácticamente de forma semanal acuden al principal ‘music hall’ de la ciudad. Es precisamente por la seguridad de esos miles de peatones lo que ha llevado al Ayuntamiento a instalar dos bandas rugosas: uno en la curva de entrada y otra en la principal intersección entre ambos recintos. 


Sin embargo, el paso no solamente se había vuelto un punto de cierto conflicto en los días de actuaciones masivas o en los que más de 8.000 espectadores circulan a sus anchas por la zona, sino que las jornadas tranquilas o sin agenda de conciertos eran si cabe una preocupación mayor para los vecinos del Recinto Ferial y alrededores. 

 

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La primera de las bandas está en el acceso al Coliseum

 

Desde hace varios meses muchos de ellos han denunciado un peligroso cóctel entre alcohol y conducción temeraria que, si bien de momento aún no se había llevado a nadie por delante, sí suponía una alteración del dueño y una amenaza constante. “Uno de los motivos son las carreras que se hacen los viernes por la noche con salida desde el parking subterráneo del Coliseum, después de estar de botellón”, explica Lucía Fernández, presidenta de la asociación vecinal Sector 7. “Son casi siempre sobre las 22.00 horas y se dedican a dar vueltas por el barrio; gracias a las bandas ha bajado el nivel de petardeo y de ruido de tubos escape no permitidos en poblado”, añade la dirigente vecinal.


Más que de carreras ilegales organizadas, algunos residentes apuntan a bravuconadas derivadas del gusto por la velocidad y el exhibicionismo de algunos conductores.  Respecto a la seguridad vial del día a día, los vecinos apuntan que la medida era más que necesaria, por una cuestión de visibilidad y varios sustos recientes: “Las bandas rugosas eran más que necesarias, tanto en la previa antes de la curva como en esa recta. No se respetaba la velocidad y había que salir con mucho cuidado desde Carrefour, dado que la fachada impide totalmente al conductor saber si va a salir alguien desde el centro comercial. Los frenazos y pasadas de largo eran constantes, ahora nos sentimos más seguros y se agradece”. 

Las carreras post botellón encuentran freno en el Coliseum de A Coruña

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