Entrevista CTV
Manuel González Savín ‘Cañita Brava’ (A Coruña, 1946) nació en As Xubias. Su vida está ligada a la canción pero también tuvo momentos muy dramáticos, desde la muerte de su madre cuando era pequeño a la de su novia Isabel: “En un accidente de coche –recuerda–; murió el hermano y ella y se salvó la amiga. La carretera de Arteixo estaba mal, estaba cortada, y se fueron por un barranco”.
Aunque ya actuaba desde muy jovencito en Santa Cristina y en Os Castros, la fama nacional le llega cuando Chicho Ibáñez Serrador le ficha para ‘El Semáforo’ y, posteriormente, cuando Santiago Segura lo incluye en sus películas de Torrente. Este verano se rodará la sexta, ‘Torrente presidente’, en la que Cañita dice que interpretará al ministro de Cultura. Gracias a estos papeles, le conocen en toda España, donde tiene “muchos ‘fanes’”. “A mí toda Coruña me adora porque soy una institución. Un día, había veinte chicas que me gritaron: ‘Cañita, eres una institución como la Torre de Hércules’”.
¿Por qué le llaman Cañita Brava?
Me descubrieron porque quité la creación [canción] del merengue Caña Brava, por eso me llamaban así.
Nacido en As Xubias...
En 1946, pero yo no aparento los años: no tengo arrugas, no me extraña que me agarren y me den besos (risas). Mi hermano decía: “Estás protegido por los dioses”.
¿Cuántos hermanos tiene?
Tres.
¿Y en qué lugar está?
El mayor es el que tiene 81. Yo tengo 79. El otro, 78, y el último, 74. Pero yo no aparento la edad, ellos sí (risas).
¿De pequeño, por dónde jugaba?
Jugaba a la pelota, me llamaban Ramallets, porque tenía reflejos y me lanzaba para parar los córners. Después jugué en el puesto de Fusté, del Barcelona, de medio volante. Dominaba la bola y la colocaba a la cabeza para que rematara el otro.
¿Jugaba bien?
Sí, pero después, desde que me caí... ya se jorobó. Me empujaron por atrás y caí desde un alto para abajo y quedé mal de la pierna.
¿Y eso cuándo fue?
Tenía... catorce o quince años.
¿Qué pierna se lesionó?
La derecha, por eso tengo la pierna mal.
Debió de hacerse mucho daño...
Pero yo, con mi edad, corro. Y otro con 79 no corre, ni se mueve de aquí a la puerta.
¿A dónde iba al colegio?
Estuve en Salesianos internado, en Celanova.
¿Y cómo termina allí?
Murió mi madre y mi tía y me metieron ahí. Lo pasé mal.
El fútbol siempre le ha gustado...
Sí, mucho. Yo, si mandara en el Deportivo, el Deportivo estaría en Primera. Pero yo no mando, que es la mala suerte. Si mandara, los ponía en línea recta como hacía Johan Cruyff en el Barcelona. Me gustaba el holandés porque era sincero y no andaba con coñas. Nunca criticó a los árbitros... Se enfadaba y tiraba el chupachups al suelo. Y jugaría al ataque siempre, como hacía Cruyff, pero yo no mando.
¿Siempre fue del Deportivo?
Sí. Pero cuando no se apoya a la cantera no me gusta. El más sincero, que ya murió, fue Luis Suárez. Le dijo a la directiva que tuvo: “Si yo no meto cantera, yo me voy”. Y se fue al año siguiente. Era sincero y a mí me pasa igual que a él: yo, si prometo una cosa, la hago.
¿Qué momentos buenos recuerda con el Dépor?
El SuperDépor. Tenía muy buenos fichajes. Por eso no metió casi a gente de la cantera coruñesa, porque tenía buenos fichajes. Pero ahora es para meter cantera, igual que hacen el Celta o el Barcelona.
¿Vivió siempre en As Xubias?
En las Jubias de Abajo. Había Jubias de Arriba y de Abajo y yo vivía en las de Abajo. A mí me descubrieron cuando cantaba por la playa de Santa Cristina. Con una tablilla. Y tocaba bien.
¿Cuántos años tenía ahí?
Tenía doce o trece años.
¿Tan pequeño?
Sí, cogí la práctica y acabé dominando los palillos y todo.
¿Cuánto tiempo trabajó en el puerto?
Estuve en el muelle, con unos y con otros, casi diez años. Trabajaba arrastrando el pescado, quitando las cocochas de las julianas de rape y empacando el pescado. Me gustaba, no me aburría y me distraía.
¿Y el pescado le gusta?
No mucho. A mí me gusta comer un día carne y otro día pescado. Variación.
¿Y cómo llega luego a la tele?
Me descubrió Chicho Ibáñez Serrador en casa de Benigno Eiriz, el mejor representante que tuve. Cuando faltó él, se desplomó todo. Y le voy a dar una noticia: estuve a punto de entrar en ‘Gran Hermano’. Lo tenía negociado Juan de Órdenes, que era entonces mi agente, y que murió. Estaban para contratarme. Lo que pasa es que ahí tuvimos mala suerte, vino la mierda del bicho, la pandemia, y nos fastidió.
¿Y cree que hubiera aguantado bien en ‘Gran Hermano’?
No lo sé. A lo mejor sí, porque las mujeres ya sabe cómo son...
Pero eso de estar encerrado y no poder salir...
A lo mejor yo los hacía reír y Cañita ganaba, porque tenía muchos fans.
Ahora está preparando la próxima película de Torrente. ¿Cuándo se estrena?
Se estrena en el invierno. Ruedo en julio y en agosto. Voy a ver si hago también la canción de la película. Santiago hace de presidente y yo, de ministro de Cultura. Quiero que la cosa vaya bien y que salga todo a la perfección.
¿Dónde van a grabar?
En Madrid. Con la calor que hace... estoy jodido. A mí me gusta La Coruña. Lo que ya no me gusta tanto es que ahora hay muchos renegados. Juega un equipo español con un italiano y celebran la victoria del italiano. Y dicen que son españoles... Son renegados.
¿Por qué sitios de A Coruña le gusta pasear?
Por muchos sitios, pero ahora no voy por el centro. Al faltar Palau, el concejal de Paco Vázquez que me quería y me defendía. Decía: “Yo apoyo a Cañita, que es artista de la casa”.
¿Y por dónde se mueve?
Por los Castros, por la Gaiteira, Elviña, y por las Jubias, donde nací, por el verano. Y por donde vivo yo, arriba de Monelos, me saludan todos, me pagan el café...
¿Y a Santiago Segura lo trajo alguna vez?
No, no quiso venir. A lo mejor cuando estrenemos la película. Pero sabe que lo aprecian mucho y recibió el roscón que le llevé de aquí y le gustó mucho. Lo compré en los Castros. Y Casa Pardo le mandó una empanada de bacalao con pasas y otra de pulpo que se chupó los dedos.
¿Qué prefiere, los churros de Bonilla o los churros del Timón?
Los del Timón, porque son más pequeños y por eso engordan menos.
¿Le gustan más los jardines de Méndez Núñez o el monte de San Pedro?
El Monte de San Pedro. Hay más respiración, está el campo... Y hay una cafetería y un restaurante internacional, que dan marisco y dan de todo. Así que el monte de San Pedro.
Para tomar algo, ¿calle de la Estrella o calle de la Barrera?
La calle de la Estrella. Son buenas cervezas y es típico y económico. Yo fui alguna vez... (risas).
¿Bebe agua de Emalcsa o embotellada?
Cualquiera, a mí me valen las dos, del grifo y de la otra. Eso sí, sin gas. No quiero gases, que me fastidian el estómago.
¿Playa de Riazor o playa del Orzán?
¿Sabe cuál me gusta más? Donde hay menos peligro, que es en la de Oza. Está el agua no fría del todo, está más templada que en Orzán o en Riazor. Y es menos peligrosa, ahí se puede salvar la gente. En las otras dos, si hay mucha corriente...
¿Cómo se mueve por la ciudad: a pie, en coche, en bus?
Yo en bus voy los domingos a visitar a un amigo a Riazor. Y, cuando voy a Elviña, cojo un taxi. Nada más. El resto, me muevo andando por mi zona.
¿Le gustan los helados tradicionales, como los de la Colón o la Ibi, o prefiere los sabores más modernos?
A mí los helados me gustan todos. Me gustan de vainilla o de nata. Más que el de chocolate, que ese repite.
Si tuviera que elegir, ¿se queda con las verbenas o con los conciertos?
La verbena, en el verano, está mejor que los conciertos.
¿A la hora de una buena fiesta, prefiere Carnaval o San Juan?
Me gustan más los carnavales porque tienen más días. San Juan solo tiene un día. Que la gente no se fija en eso, pero es que hay una diferencia total. Además, si el Carnaval cae a primeros de mes, hay más dinero que en San Juan, cuando la gente aún no cobró.
¿Dice más veces chorbo o neno?
Digo neno. Pero digo ‘neniño’. Una vez, un niño estaba llorando. Y me vino el padre: “Cañita, ¿me haces un favor? Vete allí que está llorando el niño”. Y como yo le hice un cuento, le hice un truco de magia, se quedó flipado y se empezó a reír. Y me dijo el padre: “Muchas gracias, Cañita, si no llega a ser por ti... “. Y siempre vienen a mí los padres para que los niños dejen de llorar. Los niños son más listos que las personas mayores. Y como yo les hago gracia... Les digo: “Neniño, cariño, sabes que te quiero”. No les hace gracia cualquiera.