El Ayuntamiento impone menos de diez sanciones urbanísticas al año

El Ayuntamiento impone menos de diez sanciones urbanísticas al año
El Ayuntamiento realizó una ejecución subsidiaria en un inmueble de la calle de Varela Silvari el año pasado | Javier Alborés

El mal estado de muchos inmuebles viejos, vacíos, abandonados, es un fenómeno recurrente en la ciudad, que muchas veces deriva en otros problemas que van desde okupación hasta la caída de cascotes a la vía pública, como ocurrió el sábado pasado en la plaza de Lugo, donde el material desprendido de una cornisa cayó al suelo y los fragmentos golpearon a dos viandantes, causándoles heridas leves. El Ayuntamiento asegura que, en este caso, se abrieron numerosos expedientes urbanísticos pero las sanciones son mucho más escasas. El año pasado solo se registraron ocho multas por infracciones urbanísticas en toda la ciudad. 
 

En realidad, se trata de un avance: por lo menos en los últimos años, lo más habitual es que no se impusiera casi ninguna multa por infracción urbanística. En las cuentas municipales, se prevé sistemáticamente y por razones no muy claras ingresar una media de 100.000 euros para las arcas municipales por este motivo, pero esas expectativas quedan frustradas cada año. El motivo no es el impago: simplemente, no se imponen.
 

Tramitación 

Fuentes municipales consultadas señalan que la sección de Disciplina Urbanística no es tan eficiente como, por ejemplo, Tráfico de la Policía Local, que sí consigue tramitar a tiempo todas las multas, mucho antes de que prescriban. Esto se traduce en que en 2021 se recaudaron casi cinco millones de euros 
 

Por ejemplo, en 2019 los infractores de tráfico contribuyeron con 2.992.940 euros a las arcas municipales. Esa fue la recaudación neta, pero se calculaba que serían 5.750.000 euros, pero quedaron pendientes de cobro 1.765.000 euros. Tras las demás operaciones contables, la diferencia fue de 991.110 euros con respecto a lo presupuestado. En cambio, ese mismo año, los cálculos fueron mucho más sencillos para las infracciones urbanística: Se preveían 100.000 euros y no se consiguió recaudar ni un euro. Como las cuentas municipales incluyen los derechos reconocidos (es decir, el importe de las multas impuestas) se puede dar por seguro que en todo un año no se impuso ninguna multa por infracción urbanística, un fenómeno que se repitió en otros ejercicios. En alguno se recaudaron 3.000 euros.


A subasta 

Pero, que no sancione o se haga poco, no quiere decir que la Concejalía de Urbanismo permanezca inactiva. El año pasado llevó a cabo dos ejecuciones subsidiarias, en inmuebles en deficiente estado de conservación en las calles de Santa Lucía y Varela Silvari. Pero el paso más importante que ha dado el área que dirige Francisco Díaz Gallego se presentó a primeros de este año: una iniciativa para sacar a subasta pública los inmuebles ruinosos cuyos dueños han ignorado los requerimientos municipales. 
 

El procedimiento es siempre el mismo: seis meses después de la declaración de incumplimiento (de los deberes del dueño de mantener el inmueble) el Ayuntamiento dispone de la opción de sacar a subasta pública el inmueble o el solar. Según su valoración, se decide por un tipo u otro de licitación y si la puja se declarase desierta podría convocarse otra en un plazo de tres meses, pero con una rebaja del 25% sobre la puja inicial. 
 

El nuevo dueño tiene un plazo de nueve meses desde la compra del inmueble para reformarlo. Todavía no se ha realizado ninguna subasta pero el procedimiento se ha iniciado en tres en tres casos: el número tres de la calle Damas, el seis de la calle Herrador y el 72 de la calle Orzán, 
 

En el primero caso, el procedimiento miento para su venta se abrió el dos de marzo en el DOG. Todavía queda por anunciar la venta de varios inmuebles. Entre ellos, el 140 de San Andrés, el cuatro de Pastoriza, el 130, el 202 del Orzán, y el ocho de santa Lucía. Existen casi 80 inmuebles en esta situación de abandono en la ciudad, aunque su estado varía mucho. La sección de Ruinas del Ayuntamiento se encarga de dar avisos a sus dueños cuando se produce alguna incidencia, como puede ser la caída de cascotes.  

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