Nacido el 28 de marzo de 1936 en Busdongo de Arbas (León), Amancio Ortega Gaona se inicia en el mundo de la moda con solo 14 años. Lo hace en A Coruña, donde reside desde los ocho años. El trabajo le llega vía recomendación. Al dueño de la camisería Gala, situada en la esquina de Federico Tapia y la plaza de Galicia, un amigo le habla de “un chico muy trabajador que estaría dispuesto a echar una mano”, según el libro ‘Amancio Ortega. De cero a Zara’, de Xabier R. Blanco y Jesús Salgado, que nos servirá de guía en este recorrido por los inicios de Amancio Ortega.
Pasa a ser el “chico de los recados” de Gala, fundada en 1931 por José Martínez Porto, una camisería con mucha reputación que confecciona camisas a medida y hace entregas a domicilio. Ortega se dedica más bien a limpiar los escaparates, llevar los paquetes o atender en el mostrador, en unas jornadas laborales que se extienden hasta las 48 horas semanales. Tras tres años de servicio en Gala, decide unirse a sus hermanos Antonio y Pepita en la tienda de confección La Maja. Situada en la calle San Andrés, ocupa el local que a partir de 1994 se convertirá en El café de Macondo. Propiedad de la familia Castro Quintás, en ella trabajaba como dependienta Rosalía Mera, con la que Amancio se casará y tendrá dos hijos.
Aquel chico para todo, Amancio, acaba de encargado de la segunda tienda de La Maja, que se abre en calle Real. Después abandona la empresa, poco antes que el resto de los Ortega. Entre cafés surge la idea de montar un negocio y es allí, en una de sus mesas, donde se decide que Rosalía y Primitiva (la mujer de Antonio) confeccionarán las prendas. Ortega, con el apoyo de la familia Caramelo, se encargará de la logística. En 1963 nace GOA (que intercala las iniciales de Amancio Ortega Gaona y las cambia de orden), la primera empresa con el sello del fundador de Zara. El primer taller de la empresa se sitúa en unos bajos de la calle San Rosendo. Es ahí donde Rosalía y Primitiva confeccionan la primera prenda: un cuco para abrigar a los bebés, que se vende en La Maja.
Pero Amancio detecta que lo que los clientes de esta tienda más demandan son las batas, así que se lanza a confeccionarlas con una filosofía que impacta en la industria de la moda: la filosofía Zara. Las batas son la primera prenda “viral” que vende Amancio, gracias a su precio, muy competitivo. Siempre según ‘Amancio Ortega. De cero a Zara’, poco tiempo después el bajo de San Rosendo se queda pequeño, son más las batas que hay que coser y deciden mudar el taller al bajo número 61 de la calle Noia, donde confeccionan una treintena de trabajadoras.
GOA avanza a la velocidad de la luz y Amancio por fin tiene suficiente capital para dedicarse a su proyecto soñado. Con esto, toma la decisión de ver qué pasa en el mundo y se da cuenta de que hay que hacer diseños con precios asequibles, vender lo que el cliente quiere, hacer entregas casi inmediatas y conocer bien los mercados. Estas son los pilares de GOA, y son en 2025 los de Inditex.
A mediados de los 70, el bajo de la calle Noia no puede con tanto material y se decide trasladar el taller a A Moura, en el polígono de A Grela. Los altos precios del suelo en esta zona obligan a buscar otra en otro punto: Ortega decida instalarse también en el polígono de Sabón, donde aún hoy sigue y tiene su central Inditex.
Le falta vender sus propios productos: para eso, sabe que tiene que abrir una tienda. Así podrá elegir los precios, las promociones y elaborar las colecciones a su propio ritmo. Primero, en 1971, abre Sprint en la calle Torreiro. No funciona. Acierta a la segunda. Necesita un nombre nuevo: elige Zorba, pero en el registro de marcas y patentes le informan de que ya existe un negocio así denominado; juega a partir de esas letras y sale Zara. El 9 de mayo de 1975 se inaugura la primera tienda de Zara de todo el mundo, en el número 64-66 de la calle Juan Flórez. Está situada a solo 200 metros del establecimiento en el que Ortega se había iniciado en el mundo de la moda, la camisería Gala.
Los precios de las prendas, cuya calidad irá mejorando, animan las ventas, que se multiplican. En Zara se ofrece al cliente de todo un poco: moda de hombre, de niño, toallas, ropa de casa y los ‘shetlands’ de los estudiantes, de tanto éxito que invadirán Santiago de Compostela. Y, claro, las batas, las famosas batas: la primera se vende en este establecimiento por 98 pesetas, cuando entonces una similar se cobraba a 140. Pero ya no solo se comentan los precios de unas prendas que solo duran una temporada, sino los escaparates. En la actualidad, Inditex puede presumir de patronistas, pero antes, en los inicios, Amancio Ortega decide crear un impacto visual con los escaparates. Ese Ortega cuyo rostro no se desvelará hasta el 15 de septiembre de 1999, cuando se publica la primera memoria de Inditex, en cuya página siete se reproducirá una foto de su fundador.
Xabier R. Blanco (Vimianzo, 1973) es uno de los autores de ‘Amancio Ortega. De cero a Zara’, una monografía sobre el empresario publicada en 2004.
En 2004, la cabeza visible era entonces Amancio y ahora lo es es Marta.
Amancio Ortega ahora mismo se tiene que pellizcar, todo le ha salido bien. La sucesión, que suele ser el gran problema de las empresas familiares, se ha resuelto de una manera buenísima. Es más, él siempre decía que en una tienda es muy importante el tendero y el escaparate, por eso hizo escaparates al inicio con animales vivos. Pero ahora mismo sigue con el escaparate, porque el verdadero escaparate de Inditex es Marta. Ropa que saca Marta, ropa que se vende. Además de que es una buena imagen de marca. Recuerdo ese minuto y medio en que se dirigió a la junta general de accionistas sin leer un papel y con un discurso directo. Creo que ese día Flora y Amancio se pellizcaron y dijeron: “Qué bien lo hemos hecho”. Este es un gran cambio en la empresa, el cederle el testigo a su hija, pero cuando Amancio abrió su primera tienda España estaba viviendo la muerte de Franco: ¿cómo se hizo para salir adelante en aquellos tiempos? España era un país en el que estaba todo por hacer y Amancio siempre fue una persona muy echada para adelante. Ya el abuelo era así. Entonces, claro, fue abriendo tienda tras tienda siguiendo la ruta del camión. Él decía: “No voy a abrir primero en Extremadura que en Salamanca, si voy a pasar antes por Salamanca”.
Una visión que se estudia incluso en universidades como Harvard.
El secreto de Inditex es tienda, tienda, tienda y tienda. Siguen teniendo tienda porque, aunque los nuevos tiempos no lleven a más apertura de tiendas físicas o a concentrar tiendas, Internet es su tienda gigantesca.
¿Se imagina cómo será Inditex cuando Amancio Ortega no esté?
Yo creo que a estas alturas ya no sería tan distinto. Además, Flora es más joven y forma parte de la empresa y sabe de sobra de qué va esto. Creo que cuando Amancio falte, y ojalá sea dentro de muchos años, no habrá gran grandes problemas. Está Flora y luego está también Marta, que ha mamado la empresa. Igual la nueva dirección, cuando esté, es menos gastadora en, por ejemplo, la inversión, porque Amancio invertía mucho en experimentar, en el prueba y error. Pero esto es solo un suponer.