La playa de Bens no es precisamente la más concurrida de A Coruña, pero los pocos usuarios que este viernes estuvieron en el arenal se encontraron con varios ejemplares de carabela portuguesa en la orilla del mar. Esta falsa medusa, cuya picadura es muy dolorosa y puede provocar incluso reacciones alérgicas graves, obligó esta semana a cerrar al baño varias playas del litoral asturiano y ahora, con la confirmación de expertos del Grupo Naturalista Hábitat de que se tratan de carabelas portuguesas, los primeros ejemplares empiezan a llegar hasta la costa coruñesa.
Varios vecinos que este viernes estaban precisamente participando en una actividad de limpieza de la playa de Bens se encontraron con estos animales y, temiendo que se tratasen de carabelas portuguesas, las retiraron con precaución para, a continuación, avisar al Ayuntamiento de A Coruña. Desde allí les confirmaron que habían recibido la alerta de la presencia de las falsas medusas.
Horas más tarde, pasado al mediodía, usuarios de la playa que acudieron con sus perros a pasar la tarde vieron algún pequeño ejemplar más. Usuarios como Andrea, Nuria o Asier se encontraron con algún pequeño resto, e incluso el cadáver de una completa. En su caso, el temor a una posible picadura les hizo no bañarse esta tarde, para evitar, aunque apenas se viesen en el arenal, que alguna de las carabelas pudiese dañarles si se metían mucho en el agua.
El principal problema radica en que la llegada de las carabelas a Bens hace temer también por que se puedan extender hacia arenales más concurridos de la ciudad, como Riazor, Orzán, Matadero, As Lapas o San Amaro, y también de la costa del área metropolitana. Si bien el clima está acompañando en agosto, la presencia de carabelas podría poner en peligro hasta cierto punto la temporada de baño, como ya ocurrió el año pasado con la cancelación de algún evento.
No es extraño ver carabelas portuguesas en las playas de A Coruña, de hecho el pasado verano ya hicieron acto de presencia. Sin embargo, las medidas de precaución permitieron que la temporada de baño se cerrase sin ninguna picadura por esta falsa medusa.
Hasta un centenar de ejemplares se llegaron a recoger en 2024 en las playas de A Coruña, que también afectó a eventos como la Travesía a Nado de San Amaro, que tuvo que ser suspendida por el peligro de las picaduras de las carabelas portuguesas.
Ante la aparición de estos animales, el Ayuntamiento activó la bandera amarilla en sus arenales, permitiendo el baño pero alertando a los usuarios del peligro por la posible presencia de carabelas en el agua y la orilla.
En 2023 incluso se tuvo que cerrar el acceso a las playas después de que estas falsas medusas llegasen en gran número hasta A Coruña. Esta medida la han tenido que tomar durante esta semana en varios lugares de la costa asturiana, en donde se retiraron en gran número las carabelas portuguesas.
Ahora, en este agosto de 2025, vuelven a ondear las banderas que informan de la presencia de medusas y que recuerdan que el baño está permitido, pero que los usuarios deben hacerlo con precaución.
Su presencia es cada vez más común en estas zonas del cantábrico, al igual que en Galicia y A Coruña, debido al aumento de la temperatura del agua. Así, estas especies, de origen subtropical, se sienten ya más cómodas navegando por las aguas del atlántico gallego.
El departamento sanitario de la Xunta también cuenta con un conjunto de recomendaciones sobre cómo se debe actuar ante la picadura de esta especie marina.
En primer lugar, recomiendan a la persona alcanzada por una carabela que salga del agua para “eliminar los posibles restos de tentáculos que tenga en el cuerpo”. Para realizar esta extracción deberá evitar el contacto directo con las manos, de forma que se deberá usar pinzas o guantes, o en su ausencia, con el borde de un objeto rígido y plano. En esta primera actuación es muy importante que en ningún momento se rasque la zona afectada, ni que se empleen toallas o arena para limpiar la herida, ya que esta presión podría aumentar la liberación de veneno.
El segundo paso a seguir será lavar la zona afectada con agua de mar limpia, comprobando previamente que ese agua no tenga fragmentos de tentáculos. En este punto, Sanidade subraya que “jamás se debe lavar la zona afectada con agua dulce” pues, el cambio de salinidad provoca una mayor liberación de veneno. Tampoco se debe utilizar amoniaco, vinagre u orina.
Acto seguido, se deberá aplicar frío sobre la zona de la picadura mediante una bolsa de plástico con hielo, y por un espacio de tiempo de 15 minutos. De este modo, se evitará que el veneno pase al riego sanguíneo.
El cuarto y último paso será desinfectar la herida con tintura de yodo para evitar posibles infecciones. Así, se cuidará la herida hasta que cicatrice y se intentará evitar otra posible picadura durante el resto del verano, pues sus consecuencias pueden ser mucho peores al quedar el cuerpo sensibilizado al veneno.