En medio de la ola de robos que viene sufriendo la ciudad en los últimos meses, algunos casos resultan más sangrantes que otros. Durante la madrugada del martes al miércoles se produjo un intento de robo en la pizzería La Saporita, cuya cerradura alguien intentó forzar. No lo consiguió, pero si logró estropearla, de tal manera que el personal tuvo que esperar tres horas hasta que un cerrajero sustituyó el bombín. Y, por si fuera poco, ya es la tercera vez que lo intentan en menos de tres meses.
La primera ocasión fue el 26 de septiembre, cuando rompieron un cristal. Hace unas semanas introdujeron un alfiler en la cerradura, que la peluquera de al lado consiguió retirar con unas pinzas para depilar pero esta vez no pudieron contar con ella, porque su local estaba cerrado, y el alambre que alguien habían insertado en la cerradura resultaba difícil de retirar.
El de la pizzería no es el único caso que se ha producido este puente. En Os Mallos, que se ha convertido en el epicentro de la polémica sobre la inseguridad ciudadana en A Coruña, registraron el martes un caso en la Carnicería Noia: durante el descanso de comer, alguien había tratado de apalancar la puerta, sin resultado, aunque había dejado unas huellas bien visibles en el marco de la puerta. Algo parecido ocurrió en un portal de la calle de San Vicente, donde descubrieron que alguien había forzado la cerradura, aunque se desconoce con qué intenciones, dado que no hubo robos en ninguna de las viviendas del bloque.
Todos estos intentos apuntan a que los autores son gente inexperta, que no conocen las técnicas habituales de robo, como el uso de la palanca, o quizá porque no cuentan con herramientas adecuadas. Un experto puede abrir una puerta de esta manera en apenas un minuto. Más extraño es encontrar a un delincuente capaz de descerrajar el acceso a un establecimiento. En todo caso, estos últimos incidentes no contribuyen a calmar los ánimos, sobre todo porque no son los únicos. En la calle Disciplina hubo otro caso, esta vez con una piedra, en el taller de un artista experto en cerámica. Y, por supuesto, continúan los robos en los vehículos, ya se encuentren estacionados en garajes comunitarios como en la calle. El último caso conocido, en la de Revolución Francesa, en Vioño, donde un vecino denunció que habían robado en el interior de un turismo que había amanecido con una ventanilla rota.